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ANÁLISIS. Analfabetismo: urgencia nacional

Nos causó sorpresa enterarnos que solo hasta el 2018 podremos declarar a Colombia país libre de analfabetismo, cuando esta honrosa meta la logró Cuba hace muchos años, a pesar de ser un país con menguados recursos y sometido a un sistemático bloqueo económico por parte de Estados Unidos.

Sabemos que estamos mal en educación y que fue esta una de las razones por las que Colombia se volvió a rajar  en las Pruebas Internacionales de Educación del Programa de Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA), que hace la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) y que evalúa los desempeños académicos de los escolares de 15 años en diferentes países.  Pero el Programa Nacional de Alfabetización 2014-2018 que lanzó el Gobierno, y que busca bajar a 3,2 el índice de analfabetismo, que hoy es de 5,7 nos mostró la cruda realidad en que se encuentra la educación colombiana y que no es extrañeza para nadie decir que toda esta grave situación acumulada en muchos gobiernos  es realmente una vergüenza y su superación se constituye en emergencia manifiesta.

Y lo preocupante  de todo esto es que nadie responde por esta situación y este hecho sí debe ser aclarado en forma manifiesta por el Gobierno.  Las políticas públicas en educación han sido asumidas con ligereza y superficialidad por las instancias de dirección del Estado. A estas alturas nos preguntamos  ¿cuál es la tarea de vigilancia que deben cumplir el Senado y la Cámara de Representantes y qué papel de responsabilidad le cabe a la Corte Constitucional que no ha tomado cartas en el asunto y acepta, en forma pasiva, las deprimidas cifras de colombianos que en pleno siglo XXI no saben leer ni escribir?

Cómo explicarles a los colombianos los altos porcentajes de población en analfabetismo galopante que presenta el territorio nacional. Veamos las encuestas a renglón seguido: Chocó tiene el 18,7 % de su población iletrada, continúa Sucre con 15,3 %, Guajira 15 %, Córdoba 12,7 %, Cesar 12,3 %, Magdalena 11,8 %, Bolívar 9,7 %, Nariño 8,4 %, Norte de Santander 7,8 %, Tolima 7,7 %, Cauca 7,4 %, Caquetá 7,2 %, Huila 6,7 %, Quindío 6,2 %, Meta 6,0 %, Caldas 5,9 %, Boyacá 5,8 %, Antioquia 5,7 %, Risaralda 5,1 %, Atlántico 5,0 %, Santander 4,8 %, Cundinamarca 4,8 %, Valle 4,6 % y Bogotá 1,8 %, la única que puede considerarse libre de analfabetismo. Fuente: DANE primer semestre de 2014 Ministerio de Educación.

Es decir, centenares de colombianos  viven en las cavernas de la ignorancia para quienes el alto desarrollo intelectual y tecnológico del mundo son meras entelequias difundidas en los medios de comunicación.

Esta anárquica situación en que se mantienen nuestros compatriotas iletrados es el resultado irresponsable de haber destinado, por muchos años y por muchos gobiernos, el presupuesto central de la nación para ser utilizado en maquinarias de guerra, en “presupuestos de defensa” y en armas sofisticadas que lo que han logrado es acrecentar el grave conflicto social y armado que afrontamos, cuando el sentido común indica que es urgente fortalecer los grupos de maestros que deben cumplir a lo largo y ancho del territorio nacional la meritoria tarea de conducir, a todos los colombianos, sin excepción, a los espacios del conocimiento y la cultura.

En medio de la decepción que nos producen estas cifras estadísticas debemos reconocer y exaltar las palabras del presidente Santos durante la presentación del Programa Nacional de Alfabetización 2014-2018 cuando dijo “vamos a concentrarnos en aquellas zonas donde está arraigado el analfabetismo que, y esto no es una sorpresa o no debe sorprender a nadie, también coincide con las zonas donde ha estado más presente el conflicto, donde el conflicto armado ha hecho más estragos”.

Entendemos el compromiso presidencial, porque en el discurso de posesión para este segundo periodo, fue claro cuando manifestó que el esfuerzo fundamental del Gobierno será por el fortalecimiento de la educación, la equidad y la paz. Es imposible lograr una sociedad en paz y en justicia social si la educación sigue siendo la cenicienta en la asignación del presupuesto nacional.

Quizás cuando los colombianos masivamente apoyamos en la segunda vuelta al presidente Santos lo hicimos con la esperanza real de que pueda invertir esa pirámide tenebrosa de entregar los recursos para la guerra cuando estos deben ser entregados  para la educación y la paz. Esperamos no habernos equivocado en esta decisión y los últimos esfuerzos del Presidente, por erradicar el analfabetismo en Colombia, nos pueden conceder la razón.

ALONSO OJEDA AWAD

Ex  embajador de Colombia

Director Programa Paz de la Universidad Pedagógica Nacional

Foto: www.bucaramanga.gov.co

 

 

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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