OCAÑA – Norte de Santander.- En el vasto y diverso mosaico cultural que conforma Colombia, existe un rincón rebosante de potencial artístico y tradición aún no explorado en su totalidad: Ocaña.
Esta ciudad, anclada en la memoria histórica y la riqueza cultural del país, parece estar a la sombra de los grandes eventos que celebran otras ciudades. Pero ¿por qué es relevante que Ocaña se proyecte en la órbita de los eventos destacados de Colombia? La respuesta yace en su capacidad innata de ser foco de encuentro cultural, espacio donde la tradición y la modernidad podrían fusionarse para ofrecer algo único al país y al mundo.
La ausencia de un evento insignia en Ocaña no solo representa una oportunidad perdida en los ámbitos cultural y turístico, sino también una demora en el reconocimiento y el apoyo a los artistas locales, quienes con su trabajo diario mantienen viva la llama de la creatividad y la identidad ocañera. Por tanto, es crucial contemplar sugerencias concretas y prácticas para remediar esta falta y posicionar a Ocaña en el panorama cultural nacional.
Sería fundamental organizar un festival anual que celebre las diversas manifestaciones artísticas de la región: música, pintura, teatro, literatura, danza y más. Este festival no solo sería escaparate para el talento local, sino imán para turistas y artistas nacionales e internacionales. Además, debería tener componentes competitivos, y se otorguen reconocimientos y becas a proyectos innovadores que promuevan la cultura ocañera.
Otra sugerencia práctica es el desarrollo de residencias artísticas, donde artistas de diferentes partes del país y del extranjero puedan vivir en Ocaña durante un tiempo, creando obras que reflejen su experiencia en la ciudad. Esto fomentaría el intercambio cultural enriquecedor y daría a los artistas locales la oportunidad de establecer redes con otros creadores.
Sin embargo, para que estas iniciativas se materialicen, es fundamental la creación de un diálogo constante entre la administración municipal y la comunidad artística. El Alcalde, como figura clave en este proceso, debería programar reuniones periódicas con los artistas para entender sus necesidades, aspiraciones y propuestas. Solo mediante una colaboración estrecha y genuina se podrán diseñar agendas culturales que reflejen la identidad única de Ocaña y proyecten su brillo al resto del país y más allá.
En conclusión, es imperativo reconocer que Ocaña posee un tesoro cultural que, hasta ahora, no ha sido completamente valorado. La organización de un evento emblemático, junto con el apoyo continuo a los artistas locales, podría desencadenar una transformación cultural que beneficie no solo a la ciudad, sino a toda la región.
Es hora de que el Alcalde y los ciudadanos unan esfuerzos para que el diamante cultural brille con todo el esplendor. Esta es una invitación a mirar hacia el futuro, a imaginar juntos cómo la cultura puede ser el eje de desarrollo y encuentro que Ocaña merece y necesita. Que estas palabras no solo sean un llamado a la acción, sino también un recordatorio del poder transformador del arte y la cultura en la construcción de una sociedad más rica, diversa y cohesionada.
AZUCENA DELGADO RUEDA