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CÚCUTA.- Entre los pasillos solo se escuchan los ecos provenientes de la calle. La película de polvo que cubre el interior de los locales desocupados almacena el recuerdo de un pasado en que el hacinamiento y el encierro precedían al vacío que hoy reina en el lugar.
Las santamarías del centro comercial Las Mercedes, en su mayoría, permanecen entreabiertas, a la espera de potenciales ocupantes a los cuales seducir con lo que dice ser un espacio destinado a reducir uno de los problemas apremiantes de Cúcuta. La ocupación del espacio público por parte de los vendedores informales.
La adecuación de la antigua Cárcel Modelo tuvo un costo de $ 4000 millones y se hizo posible tras la unión de tres inversionistas, la Alcaldía, Cenabastos S.A. y Retromáquinas S.A.
Según la administración, el 90 por ciento de los locales se ha vendido. Información que no corresponde con la situación de soledad en que este se encuentra. A finales de 2013, en un intento por contrarrestar la preocupante situación de los comerciantes informales, el alcalde Donamaris Ramírez gestionó la organización de la feria del calzado, que albergó a 200 comerciantes que ocuparon 160 locales.
Un recorrido por la otrora Cárcel Modelo de Cúcuta devela la decadente situación que muchos comerciantes han decidido afrontar con actitud quijotesca. En el primer piso, se encuentran algunos negocios instalados junto a las puertas, venta de ropa, víveres, accesorios para celulares y hasta un consultorio odontológico. Los corredores solitarios albergan un puñado de establecimientos esparcidos de manera aleatoria y quienes los atienden salen al paso de los transeúntes a ofrecer los productos, para aprovechar la oportunidad de una posible venta.
Existen varias vías de acceso al segundo piso, donde solo hay tres locales en funcionamiento; sin embargo, solo una está habilitada. Allí, el pasado penitenciario se hace evidente como la cicatriz que pretende ocultarse bajo nuevas vestiduras. Un lugar simétrico diseñado para someter a constante vigilancia y mantener en orden a quienes en su momento infringieron la ley.
En la planta baja los locales de cuatro metros cuadrados tienen un valor de $ 27,5 millones, con cuota inicial que promedia los $ 5,5 millones y hasta seis años de plazo para pagar. Los precios se doblan en los locales de mayor tamaño. En el nivel superior se encuentran 251 locales de propiedad del municipio, con costo de $ 19,5 millones y cuya adquisición es cobijada por el mismo procedimiento de cuota inicial diferida en varios meses y cuotas de $ 250.000.
La Cárcel Modelo fue trasladada debido al incremento de la población de reclusos y por el factor de ubicación por la expansión del centro de la ciudad. Ahora es patrimonio cultural del municipio. El proyecto social y económico del centro comercial Las Mercedes se concibió con la intención de explotar el potencial productivo de aquellos que trabajan en la informalidad; además, de ser un campo laboral de mejor prestigio.
Un paralelo con el centro comercial Alejandría hace notar el bache de precios, establecimientos y diferencia de ventas. Allí los negocios rinden mejores beneficios; sin embargo, pagan primas que pueden llegar a equivaler al costo de un local en Las Mercedes.
En abril de 2012, cuando se inauguró el centro comercial Las Mercedes, lo contemplado por la administración municipal y el gremio de vendedores ambulantes era consolidar este lugar como alternativa renovadora de un sector invadido por la informalidad y el desorden. Hoy, la realidad dista mucho de la visión formulada con optimismo hace tres años y el centro comercial está enclavado en la frontera entre la desilusión por lo incierto del panorama y la obstinada esperanza que la situación mejorará.
Los vendedores informales, a quienes fue ofrecida la oportunidad de establecer negocios de productos no perecederos, dicen no haber atendido el llamado de la administración municipal por lo poco atractivas condiciones que les ofrecían. “Pagar alquiler en un local de esos, donde no entra nadie a comprar, sería una pérdida y el negocio no está para eso”, dijo Ramón Jiménez, comerciante de víveres, quien en su momento recibió con entusiasmo la idea de un espacio asequible para formalizar la actividad comercial.
“Ellos no piensan que si se reúnen 400 vendedores en el centro comercial, acá los van a venir a buscar, porque tienen clientela”. Inicialmente, la administración de Las Mercedes ofreció un año gratis, solo pagaban el servicio de energía, indicó Jorge Parra, administrador del centro comercial.
La limitada visibilidad de los locales desde el exterior, los insuficientes accesos, la escasa afluencia de compradores, la mala fama del sector, la complicidad de quienes compran a los ‘ambulantes’ y la rentabilidad libre de alquiler, servicios públicos e impuestos que ofrecen los puestos callejeros inclinan la balanza hacia la informalidad.
“Para hacer cualquier tipo de adecuaciones en la infraestructura es necesaria la aprobación del Ministerio de Cultura, por ser patrimonio cultural. Estamos en esa gestión”, afirmó Parra, respecto a la instalación de portones que se plantea como solución para dar mayor visibilidad a los negocios.
A partir de enero de 2016, con nueva administración, el segundo piso se adecuará para las oficinas de las secretarías de Infraestructura y Bienestar Social. Desarrollo Municipal tiene el despacho aquí, pero se encuentra bajo la misma cortina de polvo que arropa al centro comercial.
Los comerciantes de Las Mercedes continúan en la incertidumbre, entre la motivación de apoyar una iniciativa pensada para su beneficio y la necesidad de ver el rendimiento económico de los negocios a los que cuales les invierten hasta 13 horas diarias. La nueva administración hereda un problema y de cuya solución depende el sustento de cientos de cucuteños y la recuperación de los espacios públicos de la ciudad.
JUAN CAMILO JAIME y ANDRÉS MORALES
Estudiantes de Comunicación Social
Universidad de Pamplona
Campus de Villa del Rosario
Foto: Especial para www.contraluzcucuta.co
