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¿Recuerdan aquel paro de 53 días?

TIBÚ – Norte de Santander.- Muchos meses han pasado desde que el Gobierno y los líderes de la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat) lograron el acuerdo para levantar el bloqueo que por más de 53 días mantuvo cercado a Tibú.

Campesinos de todas las latitudes de las vastas selvas de El Catatumbo salieron a exigir sus derechos y a expresar sus inconformidades. Bien por ellos. Lo malo es que lo hacían mientras violaban y vulneraban los derechos de los habitantes del municipio petrolero. Así comenzaron a aglomerarse en distintos puntos de la zona y lograron consolidar una tropa que afrontó todo tipo de embestidas.

Difíciles condiciones económicas, sociales y humanas se vivieron durante los frustrantes 53 días de inactividad en Tibú. El comercio quebrado, los habitantes al borde de la locura y la solución que no se encontraba, provocaba un sinsabor que ajaba los paladares de la esperanza entre los oriundos del Faro del Catatumbo, como es conocido el municipio.

Tiempo después, llegó el esperado momento que hacía muchas noches los habitantes del pueblo esperaban, el fin del bloqueo, del atropello y de la zozobra. Llegó un sinnúmero de promesas que alentaban e ilusionaban a las familias tibuyanas, después de vivir en carne propia el infierno del encierro.

Durante ese lapso, muchas promesas salieron a flote. Mejoras en las condiciones sociales y económicas de los pobladores, mejoras en la salud, en la educación, en las vías de acceso al municipio, y apoyo al agro resonaron en las calles.

Ha pasado el tiempo y sigue viviéndose en lo mismo, en la misma desigualdad, en la misma inconformidad, y todo parece indicar que a los pobladores se los olvidó que pasaron casi dos meses en condiciones infrahumanas por culpa de ambos sectores en disputa.

Se olvidó la lucha, se olvidó de los alcances y provechos que se hubieran podido obtener, paradójicamente, gracias al bloqueo, y más lamentable aún, se olvidó de los compromisos que en conjunto se habían propuesto alcanzar después de la grave situación.

Es triste ver una población condenada al despotismo, a la impunidad y al abandono por parte del Gobierno, mientras de las entrañas de El Catatumbo se extraen incalculables riquezas, millones de metros cúbicos de gas, miles de barriles de petróleo y cientos de toneladas de  carbón. Y los pobladores son víctimas del hambre, de la miseria, de la desigualdad social y del olvido.

No quiero alargar más este discurso, porque no sé si tenga sentido o no, solo quiero que mis paisanos tomen conciencia de que lo que pasó no fue por casualidad, no fue porque sí; fue un acto de represión hacia los abusos que por muchas décadas han sufrido, y que sirva como ejemplo de lucha y pujanza.

Ojalá todos apoyen y contribuyan para que la zona de El Catatumbo sea no una zona de reserva campesina, sino una zona de paz, que así la hagan ver como una utopía se convierta en la realidad que cientos de campesinos y gente del común espera lograr.

ELIBARDO LEÓN

eleones89@hotmail.com

 

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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