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RECONOCIMIENTO. Ortega y Salazar, en Grado Extraordinario

CÚCUTA.- A los Carlos de la radio cucuteña los diferencian pocos detalles en el periodismo deportivo. Mientras que Humberto se estrenó en la transmisión de un partido de colegio, Arturo lo hizo en el General Santander. Ortega encontró como padrino a Jorge Enrique Rico y Salazar tuvo como mentor a ‘Lucho’ Robles. Los dos hacen parte de la generación de comentaristas surgidos a finales de los 70 y comienzos de los 80, del siglo veinte.

Los dos recibieron de manos del gobernador Edgar Díaz el reconocimiento por el  trabajo cumplido en favor de la causa deportiva de Norte de Santander. Juntos se colgaron la Gran Cruz Francisco de Paula Santander, en Grado Extraordinario, por todos esos años de trabajo en pro de deportistas, técnicos y directivos. Además, llegaron a casa con la nota de estilo que los diferencia de los colegas.

“Esto lo invita a uno a continuar luchando por el deporte de Norte de Santander, que ha sido el interés y la intención desde el comienzo”, dijo Carlos Humberto Ortega. “Es un reconocimiento en vida por lo hecho en esta carrera tan complicada de ejercer. Hemos luchado para subsistir en este medio”, anotó Carlos Arturo Salazar.

Ortega tenía como proyecto de vida ser futbolista. Por la cabeza no se le había pasado la posibilidad de incursionar en la radio. El medio en el que se desenvolvía a diario llevó al papá a aconsejarlo para que desistiera y tomara otro rumbo. El destino le tenía preparado el cupo en una emisora cucuteña. No tenía afán, ni lo forzaría.

Salazar lleva los dos nombres en homenaje al ‘Campeón’ Carlos Arturo Rueda, el padre de la narración de ciclismo en Colombia. Desde los cinco años escuchó las trasmisiones y se propuso emular al tocayo. Los días trascurrieron y comenzaron a darle la razón. El futuro estaría detrás de un micrófono.

Ortega cursaba bachillerato y se apareció el hado padrino que lo llevaría a las ondas hertzianas. Ocurrió de casualidad. En el partido que debía jugar, el profesor de educación física no lo alineó y como compañero de banco quedó Rico, quien tenía alguna experiencia en la radio. Lo invitó a trasmitir ese juego y de ahí en adelante el cuento tomó otro matiz.

Salazar en el colegio era el encargado de los radio periódicos de los centros culturales. Luego, comenzó a escribir notas para noticieros de verdad, hasta que por fin llegó el momento del debut. Cúcuta Deportivo y Deportivo Independiente Medellín se enfrentaron en el General Santander. ‘Lucho’ Robles lo incluyó en la nómina, junto a J.J. Peñaranda y Marino Vargas. Desde entonces han pasado 38 años.

Ortega mira alrededor y reconoce a los deportistas como la razón diaria del vivir en esta profesión. Sabe que a pesar de las dificultades que afrontan para la práctica de cada disciplina, crece el número de jóvenes que compite, gana y triunfa. “El deporte en el departamento debería estar mejor. Siempre he considerado que tenemos la condición innata del deportista. Pero hay desorganización a nivel de institutos”.

Salazar es consciente de que el “deporte tiene poco apoyo. La empresa privada está de espaldas y cree que respaldar es dar limosna. No ha entendido la colaboración. La ley tiene bondades que los exonera de impuestos, pero es poco el apoyo. Los deportistas se dan silvestres”.

Ortega tiene claro que el relevo generacional está en gestación. Los muchachos van a la universidad a prepararse y eso es motivo de celebración, aunque no tarda en poner el ‘pero’. “Esto del periodismo, como en otras profesiones, se debe llevar en la sangre”.

Salta a la palestra la preocupación, representada en la falta la pasión, esa pasión que otrora los hacía trabajar las 24 horas si era necesario, y con gusto. “Se están formando bien, pero es difícil que en las aulas les inyecten la pasión. Eso nace con uno. Esto es pasión. Tuve problemas de salud y lo que más anhelaba era salir de las sesiones de diálisis para ir a trabajar en lo que me gusta”.

Salazar, en el análisis sobre el trabajo de los jóvenes periodistas deportivos, ha notado muchas dificultades y no está seguro de si esos inconvenientes parten de la formación. “Para ser periodista se  nace, se tiene que llevar en las venas”.

Y pone el aguijón, porque cree que “alguien que no haya practicado deporte y que desde niño no le haya gustado el deporte, es difícil que sea periodista deportivo, así tenga formación académica”. La crítica directa para los egresados de las facultades de comunicación es que miran el ejercicio profesional de manera fácil. “No saben que esto tiene dificultades. No veo que el relevo generacional llegue con la misma claridad como cuando llegamos nosotros”.

Ortega: “Lo nuestro es simplemente una obligación. Esa es la labor y la tarea nuestra. Que por un trabajo que es una obligación lo premien a uno, creo que hay que darle gracias a Dios”.

Salazar: “Esto lo llevo desde niño. Estoy muy complacido, porque hemos luchado, como lo han hecho muchos compañeros, para subsistir en un medio difícil”.

RAFAEL ANTONIO PABÓN

rafaelpabon58@hotmail.com

Foto: www.contraluzcucuta.co

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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