CÚCUTA.- Por muchos años seguirá la demanda de carbón térmico en el mundo y la prueba es que las termoeléctricas salvaron al país del apagón. Carbón y petróleo, por ahora, son vitales para la salud de la economía colombiana. En el contexto mundial la producción nacional de esos combustibles no hace ni cosquillas para afectar el planeta.

La tarea es diversificar la canasta energética para depender menos del carbón y del petróleo, y mejorar los procesos productivos para mitigar el impacto ambiental. Muchas familias de Norte de Santander dependen de la actividad minera y desde ahora debe pensarse en otra alternativa de economía regional, como la agricultura con énfasis agroindustrial.
Individual y colectivamente podemos ayudar a cuidar el planeta de diversas maneras:
- Si caminamos más y utilizamos menos el vehículo individual
- Si producimos algunos de los alimentos en casa (huertas caseras urbanas), con la participación del grupo familiar. La experiencia para afianzar la unidad familiar es excelente.
- Hacer útiles a los adultos mayores, transmitir valores a los niños y despertarles el amor por la naturaleza.
- Mejorar la economía con el liderazgo de las mujeres cabeza de familia.
Hay que separar las basuras en el hogar para facilitarles el trabajo a los recicladores; cerrar las llaves de lavamanos y lavaplatos, y apagar los bombillos que no se requieren encendidos.
Estudiantes de arquitectura e ingenierías deberían diseñar alternativas urbanas y rurales para almacenar el agua lluvia en edificios y casas. Y los urbanistas, desde la academia, idear la manera de almacenar el agua lluvia que corre por las calles en épocas invernales y ser reutilizada.
ANTONIO RÍOS
Fundación ProCúcuta