Fue una semana de protestas en gran parte del territorio nacional, originadas por el inconformismo en el descuidado campo colombiano. Aquel trabajador de la tierra, que muestra signos de indignación debido al olvido por parte del Gobierno y lo que viene con la llamada globalización y el siglo de la biotecnología, seguro agudizará lo que hoy es el inicio.
La semilla germinó en El Catatumbo, que completa 43 días de paro, la adhesión del sector minero, estigmatizado por el Gobierno, sumado a los cafeteros y demás agricultores nacionales, vuelven a develar la situación social del país, ese mismo que está invadido por los TLC que no hacen más que frenar el desarrollo de la nación.
Con la presión y los ojos encima, producto de la parálisis en buena parte de la geografía nacional, se conoció el jueves por boca del Ministro de Industria y Comercio, Sergio Díaz Granados, que sólo resta la firma de dos tratados comerciales de carácter internacional para cumplir la meta del gobierno Santos.
Granados se mostró satisfecho al argumentar que “se logró en tres años, lo que se tenía previsto para cuatro”. Las cifras del primer semestre, en cuanto a exportaciones, muestran una caída de gran importancia, algo que se ve reflejado en la crisis de los productores nacionales, y, por el contrario, la cifra de importaciones aumenta medida tras medida.
¿Qué ha hecho el Gobierno frente a las marchas? Desde que se inició el paro en El Catatumbo, y con el inicio de los paros en diferentes regiones del país, el papel del Gobierno no ha sido otro que el de desprestigiar las protestas, y buscar responsables sosteniendo en cada alocución una pregunta a la cual ellos tienen la respuesta ¿qué hay detrás de todo esto?
La respuesta es sencilla. Detrás de las protestas hay indignación, exclusión, olvido, pobreza, guerra, falta de educación, de salud y un Gobierno inerte ante un problema de Estado.
ANDRÉS CUADROS
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