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1.- Las relaciones y la integración entre Colombia y Venezuela están llegando a un grado de indiferencia, desacierto y desatino que, hasta la motivación familiar, básica en todo proceso de acercamiento y unión, ha sido descuidada, porque pareciere haber pasado a un nivel sin importancia, porque son miles, los miembros, que se han desprendido de los núcleos familiares, porque las salidas hacia otros países y la ausencia de contactos, así lo confirman, junto al más increíble olvido a la pedagógica y cultural actitud que sintetiza y representa el amor y la vinculación al terruño, como el deseo de hacer algo mejor y trascendente, para alegría y satisfacción del humano vivir y como demostración de afecto y vinculación a los fundamentos primarios de vida.
¿Quién y en dónde está defendiéndose la importancia y la potencialidad de estas áreas y regiones de contacto y proyección internacional? ¿Quién o quiénes defienden la causa y el factor de la bilateralidad y de la asociación constructiva para impulsar la inversión y la vinculación de iniciativas y empeños que generen empleos y produzcan investigación, innovación, capacitación y perspectivas, la formación y el crecimiento de nuevos y mejores servicios, para impulsar el nacimiento y el arraigo de nuevas empresas y líneas de producción y representación, que trasformen y demuestren lo que puede lograrse y hacerse, bajo la guía de una concepción vivencial, más acorde y atenta a lo que se requiere en cualquier lugar de nuestro planeta. Sí, estamos distanciándonos, hasta en el significado y alcance de ser hermanos planetarios.
2.- Infortunadamente, las reuniones y los encuentros que con mayor insistencia se llevan a cabo son para procurar que a los cargos públicos y de representatividad política continúen los mismos, sin efectuar, previamente, análisis de las labores cumplidas y enfoques sobre lo que falta y puede hacerse.
El estado de nuestra vialidad, la carencia del ferrocarril, el poco uso de los contactos nacionales e internacionales desde nuestra gestión aérea y lo que puede avecinarse, por no tener en cuenta el reto del agua y lo que significan y representan el cambio climático y sus consecuencias, lo tomamos como si fuera un juego o un algo más para “analizar después“, no obstante, la situación de los ríos, el estado de los páramos y las necesidades crecientes en la población. Pero, acercamientos y labores conjuntas y compartidas entre Colombia y Venezuela no surgen, ni aparecen.
3.- Porque el mundo está cambiando y nuestro planeta es objeto de muchos cambios y alteraciones, razón y motivo para estar preparados ante las variaciones que comienzan a insinuarse y surgir en planicies, valles, montañas y lugares distantes o cercanos, sin distinción de límites o fronteras.
En el campo formativo, educativo y cultural, debieran existir programas ilustrativos y permanentes convocatorias al examen general y público de lo más fundamental y necesario, porque los problemas nos afectarán y sin distinción de clasificaciones nacionales, sectoriales o de género.
Por eso, y porque estamos empezando a comprender que los problemas son planetarios y por ello los cuidados y prevenciones también, lo apenas elemental y lógico es otorgarle a la conducta humana mayor responsabilidad y al ejercicio de vivir, mayor compromiso por encima de nacionalismos o presunciones y calificaciones individualistas. Y desde las fronteras comprender lo que representan.
JOSÉ NEIRA REY
