Pedro Infante Cruz fue el tercero de los 15 hijos de Delfino Infante García, músico que tocaba el contrabajo en una banda, y María del Refugio Cruz Aranda. Trabajó desde joven. No alcanzó a terminar la escuela primaria. Empezó siendo mandadero en una tienda. En estos días se cumplieron 100 del nacimiento del ídolo de Guamúchil.
¿Lugar y fecha de nacimiento?
Mazatlán, Sinaloa, 1917
¿Profesión?
Actor cinematográfico y cantante mexicano.
¿Dónde comenzó con la música?
A temprana edad mi familia se trasladó a Guamúchil, ahí adquí algunas nociones de música.
¿Se interesó por otro arte?
Sí, en los primeros años fui aprendiz de carpintero y miembro de un conjunto musical que actuaba en Guasave.
¿Cuándo inició la carrera?
En 1939, una emisora de radio local, la XEB, me permitió iniciar modestamente la carrera como cantante.
¿En qué año grabó el primer disco?
En 1943, grabé ‘Mañana’. El relativo éxito fue el primero de mi carrera y supuso que mi nombre comenzara a ser conocido por el público.
¿Cuál fue su género musical?
Intérprete especializado en rancheras. Llegué a grabar más de 300 canciones que aún gozan de popularidad en Latinoamérica.
¿Y como actor cómo empezó?
Inicié mi carrera de actor en un papel perfectamente irrelevante, aunque vinculado, como es lógico, a la actividad musical que comenzaba a hacerme famoso.
¿Cuál fue ese papel?
Fui contratado para reforzar, en la película La feria de las flores (1943), la voz del protagonista Antonio Badú en la melodía que dio título a la producción.
¿Cuáles fueron las bases del éxito?
La naturalidad, el verismo y la simpatía que impregnaba en mi trabajo de actor hicieron que comenzaron a llover las ofertas.
¿Cómo lo trataban?
Como el galán y el cantante favorito del cine nacional.
¿Cuáles fueron los personajes preferidos?
Interpretaba papeles en los que encarnaba varoniles y mujeriegos personajes de charro.
¿Qué es un charro?
Es un hombre del campo, diestro en el manejo del caballo, que viste un traje especial compuesto de pantalones ajustados y chaquetilla, acompañado del característico sombrero ancho, de copa puntiaguda.
¿Recuerda a Valentín Terrazas?
Sí, era de la comedia Jesusita en Chihuahua, producida en 1942. Lo personifiqué con naturalidad y verismo. Valentín era valiente sinvergüenza que se jugaba la vida por la mujer a la que desea y que termina por enloquecerlo de amor.
¿Qué es un ‘gachupín’?
Era el mote despectivo que los criollos mexicanos aplicaban desde el siglo XVII al español que emigraba y se establecía en México, y que, por su condición de metropolitano, gozaba de mercedes y cargos de los que la Corona excluía a los criollos.
¿En qué película encarnó a un personaje de esos?
En La razón de la culpa, en 1942, representé por única vez el papel de ‘gachupín’. Los resultados dejaron bastante que desear.
¿Cuántas películas hizo en 1943?
Como protagonista, en una verdadera maratón cinematográfica, intervine en cuatro películas: Cuando habla el corazón, La Ametralladora, Mexicanos al grito de guerra, titulada también Historia del Himno Nacional (drama patriótico que hubo de vencer ciertas dificultades para ser exhibido) y Viva mi desgracia.
La última fue una comedia ranchera. ¿De qué trataba?
Gira en torno al brebaje ‘Animosa’, capaz de transformar al tímido Infante en un bravucón desvergonzado, y que parece un reconocimiento del papel catártico que se atribuye al alcohol en buena parte de las producciones de cierto cine mexicano.
¿Protagonizó algún escándalo como estrella?
Una de sus creaciones más representativas fue mi actuación en Escándalo de estrellas (1944), comedia caricaturesca, caótica y dislocada en la que se muestran sangrientas parodias del mundo de Hollywood.
¿A quiénes criticaban en esa película?
A muchas estrellas, entre otras a la célebre actriz Verónica Lake, que sirvieron de blanco para las burlas de los guionistas, tal vez en una suerte de inconsciente venganza por el tratamiento que La Meca del cine reservó, tantas y tantas veces, a los actores mexicanos.
¿Qué vino después?
Mi biografía puede resumirse, a partir de entonces, en una serie ininterrumpida de películas como protagonista absoluto, creadas únicamente para mi lucimiento personal y puestas al servicio de mis dotes musicales.
¿Podemos enumerar algunas de esas producciones?
Por su puesto. Cuando lloran los valientes (1945), cuyo título parece un resumen de mi personaje arquetípico; Soy charro de Rancho Grande y Nosotros los pobres (1947), Los tres huastecos y Ustedes los ricos (1948) y El gavilán pollero (1950).
¿Cómo califica su ritmo de trabajo?
Infernal. En 1951, interpreté A toda máquina, Ahí viene Martín Corona y El enamorado, a las que siguieron, en 1952, Dos tipos de cuidado y Pepe el Toro; dos películas más: Escuela de vagabundos y El mil amores, en 1954; El inocente, en 1955, y Tizoc y Escuela de rateros, en 1956.
¿Y si le reconocieron el trabajo con algunos premios?
Sí. En 1956, obtuve el Premio Ariel a la mejor actuación masculina por el drama La vida no vale nada. Después de mi muerte fue distinguida mi participación en Tizoc, con el Oso de Plata del Festival de Berlín (1957) y el Globo de Oro de Hollywood (1958).
¿Cómo ocurrió su muerte?
En un accidente de aviación en las proximidades de Mérida (Yucatán) en 1957. Ese hecho provocó un dolor y una estupefacción semejantes a los que rodearon a la desaparición de los míticos Rodolfo Valentino y Carlos Gardel.
Adaptado de
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/i/infante_pedro.htm
RAFAEL ANTONIO PABÓN