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“Ser técnico es difícil por la manera como se nos trata cuando logramos un título o cuando lo fallamos”. / Foto: Especial para www.contraluzcucuta.co

MANO A MANO CON IVÁN VARGAS. El patinaje es una linda y desagradecida profesión  

CÚCUTA.- Para este envigadeño que estudió odontología en la Universidad de Antioquia, su vida ha sido el patinaje como deportista y ahora como entrenador. Recibió a Fabriana Arias y la formó para convertirla en gran deportista y en gran ser humano. Es consciente de que los logros en el Club Paen y en la Selección Colombia se han alcanzado por el amor, la dedicación y la pasión que le tiene al deporte.

¿Hace cuánto está vinculado con el patinaje de Antioquia?

  • Son 33 años. De esos, 18 años como patinador. Tuve la oportunidad de ser selección Antioquia durante 12 años seguidos. Fui campeón nacional desde juvenil hasta mayores. Tuve la oportunidad de correr tres mundiales y participé en los Panamericanos.

¿Qué recuerda de su etapa como patinador?

  • Fue una etapa muy bonita. No solo la marcaron los resultados, sino que también lo forma a uno como ser humano, como persona, forma el carácter. Fue en ese aspecto muy importante para lo que soy, para mi profesión, para mi vida personal. Definitivamente, el deporte es único formador de personas y seres humanos.

¿En dónde fue y que recuerda de su primera competencia?

  • Fueron unos interbarriales en Medellín, en esa época se llamaban Juegos Metropolitanos. Hablamos de 1984. En esa época llevaba dos años en el patinaje recreativo. Mis primeros patines me los dieron en la primera comunión. Patinaba por la acera del barrio Boston, donde crecí. Un amigo me vio y me dijo de las competencias. Ahí empecé esta carrera.

¿Su mayor logro como patinador?

  • Tuve una época muy bonita. De pronto en ese tiempo no había las facilidades que tienen hoy los atletas, de tener buenos clubes, buenas ligas. Nos tocó duro. Entre mis logros está haber sido campeón en todas las categorías e internacionalmente quinto en un mundial. Ese fue mi mayor logro.

¿Porque se retiró del patinaje?

  • Digamos que por la edad. Era estudiante de odontología en la Universidad de Antioquia, terminé los estudios y vimos que en ese momento había finalizado mi etapa competitiva.

¿Que lo motivo a tomar la decisión de ser técnico?

  • Siempre me ha gustado enseñar. Soy profesor por naturaleza. Desde que era deportista admiraba a mis entrenadores y a la gente que trabajaba a mí alrededor. A la parte técnica llegue por casualidad. En Envigado (donde vivo) se fundó hace 25 años el Club Paen. A los dos años de fundado, siendo patinador, tuve la oportunidad de ser llamado a acompañar algunos entrenamientos de los niños y acepté. Empecé a ir a los entrenamientos de manera desinteresada, solo con ganas de aportar el poco conocimiento que tenía y de aprender. Los dos primeros años no recibí un centavo, porque el club era pequeño. Me decían que fuera cuando quisiera, pero no falté a ningún entrenamiento. Y ahí nació mi carrera como entrenador.

¿No se arrepiente de haber trabajado gratis?

  • No, para nada. Fueron momentos muy lindos en mi vida, de aprendizaje. En esa época ni soñaba lo que iba a ser mi futuro como técnico. Cuando inicié era el entrenador más malo que había en Antioquia y en Colombia. Mis atletas no tenían lugares destacados, pero siempre tuve la fe en que podíamos hacer cosas importantes. Hoy, el Club Paen es uno de los más importantes en el país. Tiene múltiples atletas que han sido campeones del mundo y han tenido destacadas actuaciones internacionales y nacionales. Así que no me arrepiento un solo segundo de haber tomado esa decisión.

¿Cuál es la clave para llegarles a los patinadores para que  entiendan lo que quiere en cada?

  • Todos los deportistas son diferentes. Hay un lenguaje diferente para llegarle a cada uno. Hay unos que en algún momento se necesita que uno sea fuerte; otros, que con una o dos palabras entienden el mensaje y saben lo que tienen que hacer en la pista. Tengo un lema y es que “me gusta que mis atletas cuenten conmigo en los malos momentos”. No en los buenos, porque en los malos muy poca gente está contigo.

¿Cómo hace para que su silbido lo escuchen los patinadores y no se confundan con los de la tribuna?

  • Realmente el silbido fue algo que aprendí desde pequeño. Mi mamá me enseñó a silbar fuerte. Cuando empecé a trabajar quería ser diferente y empecé a utilizar el silbido en los entrenamientos. Inclusive, tengo una anécdota reciente y divertida. En los últimos Olímpicos dos alumnos participaban por primera vez. Estábamos en Corea del Sur y cuando salieron a la pista empecé a silbar. Los voluntarios me querían sacar del escenario. Después, empecé a ver que varios entrenadores utilizaban el silbido. Es un sello mío. Muchas veces los atletas me piden el silbido, porque es como un aliento que tienen en medio de las competencias.

¿Cómo llegó a la Selección Colombia?

  • Es una historia muy bonita. En el 2007, había cumplido una década como entrenador y tenía buenos resultados nacionales con pocos atletas. Internacionalmente, no tenía muchos resultados. En ese momento hubo cierta incomodidad en el patinaje, porque había entrenadores con mejor hoja de vida. Soy creyente, así que le dije a Dios que me ayudara a hacer las cosas bien, que me diera sabiduría. Y que si era capaz de hacerlo bien, que me permitiera estar ahí. En ese año fuimos campeones mundiales por primera vez. Eso permitió tener continuidad en la selección Colombia. He dirigido en 12 campeonatos del mundo, en los que he sido subcampeón y campeón.

¿El momento más difícil y el que más ha disfrutado?

  • El más difícil ocurrió en el 2009. Perdimos el campeonato del mundo frente a Corea del Sur, en China Popular. Fue un año difícil para el patinaje de Colombia, porque hubo remezón de cuerpo técnico. Seguí a cargo del proceso gracias a la confianza del presidente de la Federación, Alberto Herrera. Y el más feliz fue en el 2011, en Corea del Sur. El año anterior habíamos tenido mundial en Guarne (Colombia) y se decía por parte de la prensa que habíamos ganado, porque Corea del Sur no había llevado la delegación completa, porque estaban en los juegos asiáticos. Cuando fuimos visitantes, en el 2011, se convirtió en un reto personal; incluso, dijimos con el profesor Elías del Valle  que si no ganábamos renunciábamos a la selección Colombia. Fue una competencia difícil, ellos tenían un equipo poderoso y estaban de locales. Gracias a Dios ganamos.

¿Qué tanto tiene que ver en el éxito de Fabriana Arias?

  • Con Fabriana es una historia muy bonita. Ha marcado mi vida. La recibí siendo una niña de 7 años. Desde los inicios demostró cualidades y capacidades para este deporte. Ha trabajado con seriedad, profesionalismo y responsabilidad. Verla convertida en una de las mejores patinadoras del mundo y en una persona exitosa, para mi es importante. Prefiero que crezca como persona, porque un día el deporte y la carrera se acaban y seguirá siendo Fabriana y yo seguiré siendo Iván. La idea es que no pierda su esencia.

Describa al patinador antioqueño…

  • Es disciplinado, perseverante, le gustan los retos. Como todo buen antioqueño es trabajador, no se le esconde al entrenamiento, ni a los momentos difíciles. Es inteligente a la hora de salir a la pista. Eso hace que sea importante. Sufrimos por el biotipo con Valle del Cauca o Costa Atlántica, porque son corredores con más fortaleza física.

¿Qué tanto le ha aportado el Club Paen al patinaje colombiano y a su vida?

  • Muchísimo. El Club Paen ha sido un proyecto de vida para mí, porque lo vi nacer, lo he visto crecer desde cero. Lo he visto convertirse en una de las mejores instituciones de patinaje en el país. Que en Colombia eso es mucho decir, porque somos campeones mundiales en patinaje de carreras. Ha aportado deportistas a la selección Colombia, como Fabriana, Laura Gómez y Pedro Causil, los primeros en participar en los Olímpicos.

¿Qué tanto tiene que ver Cecilia Baena en el patinaje colombiano?

  • Cecilia marcó un momento importante para el patinaje de Colombia. Es una de las mejores patinadoras, lo demostró con títulos del mundo y en todas las pistas por donde pasó. La época gloriosa de Cecilia fue más o menos en el 2003.

¿Qué le agradece a la vida?

  • Soy un hombre bendecido, porque trabajo en algo muy lindo que se llama el deporte. Tengo la bendición de tener a mi familia y a mi esposa. No puede tener hijos biológicos pero tengo hijos putativos que han sido los deportistas que han pasado por mis manos. Tenemos muchas bendiciones y por eso estoy agradecido.

¿Qué les puede decir a quienes quieren ser técnicos?

  • Lo más importante es ser apasionado por lo que hace. Ser técnico es difícil por la manera como se nos trata cuando logramos un título o cuando lo fallamos. Un fin de semana es un héroe y al otro, un villano. Uno tiene que tener mucho amor por lo que hace. Hay que prepararse todos los días, porque el deporte es una esencia y evoluciona constantemente y tenemos que estar igual. Lo que les digo es que se preparen para una vida dura. Somos nómadas. Nos toca ausentarnos por días, semanas, meses y hasta años del hogar. Nos mantenemos en hoteles, aeropuertos y pistas. Esto es duro, pero todo ha valido la pena. Es una profesión linda y desagradecida, que con pasión se puede llevar y cumplir objetivos. 

JORDY ORLANDO CRUZ

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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