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CÚCUTA.-. La última vez que los hermanos Osorio* pisaron el suelo de la que fuera su casa en un barrio al noroccidente de Cúcuta, lo hicieron en medio de lágrimas de dolor por el desplazamiento, producto de la desaforada violencia que sobre ellos se había cernido.
Era el 2003, y hacía al menos tres años que los hermanos sufrían lo más cruento del conflicto armado. El accionar de grupos armados que operaban en la capital de Norte de Santander los había dejado huérfanos como consecuencia del asesinato de los padres. Responsables, integrantes de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc).
El asecho llegó al punto de sufrir la explosión de un petardo dejado junto al inmueble, lo que llevó a los hermanos María y Rubén, entonces menores de edad, a dejar la propiedad y, bajo presión, recibir un precio irrisorio.
Los hechos narrados por María, como solicitante de restitución de tierras, fueron corroborados en el 2011, cuando Jorge Iván Laverde, alias ‘El Iguano’, excomandante del frente Fronteras del Bloque Catatumbo de las Auc, reconoció los hechos dentro de las versiones libres que los postulados a la Ley de Justicia y Paz rinden ante la justicia.
Tras el desplazamiento a que se vieron abocados, los hermanos vivieron años fuera de Cúcuta, confinados a una situación de detrimento patrimonial y moral que repercutió en la calidad de vida al persistir el despojo y el dolor por la tragedia sufrida.
Luego de acogerse a los beneficios de la Ley 1448 de 2011, y tras cursar el trámite en busca del reconocimiento como víctimas con derecho a la restitución, el fallo emitido hace unos meses manifiesta que: “En el proceso obra prueba fidedigna y sumaria de que el negocio realizado y el mismo que se debate sobre el inmueble objeto de restitución, se constituyó en un claro despojo jurídico y material, por cuanto para que operara fue ejercida presión en la propietaria no solo para que firmara una promesa de compraventa, sino que después de pagársele de manera parcial el precio pactado fue presionada para que transfiriera el inmueble a persona distinta, es decir, al hoy opositor, con quien no tuvo trato ni pactó las condiciones del negocio jurídico despojándola así del predio sin siquiera cancelarle el saldo del precio debido”.
Hoy, 12 años después de los hechos, en medio de un fraternal abrazo y entre lágrimas, esta vez reflejo de alegría y esperanza, el par de hermanos y sus familiares recibieron de manos de la Unidad de Restitución de Tierras las llaves que les restituye el derecho sobre el bien despojado. Sin palabras, los Osorio expresaron lo que la justicia significa para quienes creían haberlo perdido todo.
*Nombres cambiado por seguridad
Foto: @URestitucion
