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CÚCUTA.- La historia quiere repetirse y los aficionados del Cúcuta Deportivo se resisten a creerlo. En la temporada del 2012, el once motilón entró con bríos, ganó 15 puntos en línea, se puso al tope de la clasificación y se alejó de las sombras tenebrosas del descenso.
En esa ocasión tenía al estadio Santiago de las Atalayas, en Yopal (Casanare), como sede. Desde la lejanía los hinchas apoyaron al cuadro rojinegro y muchos viajaron hasta tierras llaneras para manifestarles el respaldo a los jugadores. La luna de miel existía y las esperanzas de hacer un buen papel en el torneo arrancaban sonrisas a los seguidores del elenco fronterizo.
El tiempo pasó, el equipo perdió el primer partido, luego otro, después otro y terminó el año con el rosario en la boca para no perder la categoría. Llegó un técnico poco conocido, retomó lo que había, reorganizó la casa y en el repechaje contra América obtuvo la bendición para permanecer en la A.
El salvador, Guillermo Sanguinetti, se echó a la afición al bolsillo y los mejores comentarios tuvieron como blanco al uruguayo. Los directivos le confiaron la nómina, dejaron a los deportistas que seleccionó, licenciaron a los que no servirían para el proyecto y trajeron los pedidos por el entrenador.
Temporada 2013. Ilusiones, esperanzas, suspiros y los deseos positivos para el profesor Sanguinetti y los muchachos. Primeras fechas y triunfos y empates hasta acumular 14 puntos y ponerse en la punta del campeonato. Líder invicto. Sorprendente. Luego de disputar la promoción el equipo estaba en la cima del fútbol profesional colombiano.
Han pasado cuatro partidos desde el último triunfo contra Tolima, en el minuto 93. Desde entonces, Hernández no se ve en la portería contraria, Mendoza no es el talismán, Patiño entra a raticos, Uribe se perdió en la banca, Soria se refundió entre los rivales y Bustos no cobra un tiro libre.
Dos encuentros de la Copa Colombia y dos de la Liga profesional ha perdido el Cúcuta Deportivo en seguidilla. Ahí es donde están las alarmas. El terreno cedido en el grupo de los ocho elegidos para disputar la semifinal no importa mucho. Interesa, y en demasía, el campo desaprovechado en la tabla del descenso.
De nuevo la sufridera por ese fantasma que asusta y que tiene a muchos equipos de la A en la B sin tener cómo resurgir de ese callejón que los motilones conocen al dedillo porque lo recorrieron durante 10 años.
El partido de este 31 de marzo, contra Equidad para más señas, es la demostración fehaciente del mal momento que afronta el club. En medio de este barullo que desata una derrota se plantean varios interrogantes
1.- ¿Será que les cayó mal el nuevo presidente Antonio Manrique a los jugadores?
2.- ¿Será que se molestaron, porque de los $ 1300 millones que vieron llegar a las arcas del equipo no les giraron lo correspondiente a sueldos y primas?
3.- ¿Será que la nueva directiva los tiene relegados?
4.- ¿Será que al técnico Sanguinetti se le acabó el discurso para mantenerlos unidos?
5.- ¿Será que se marchitó el liderazgo a Jairo Patiño?
6.- ¿Será que Stiven Mendoza se agrandó en el camerino?
7.- ¿Será que comienza a extinguirse la era Sanguinetti?
8.- ¿Será que las oraciones en grupo no son escuchadas en lo alto?
9.- ¿Será que hay distracciones extras en la ciudad?
10.- ¿Será que la escasa concurrencia al General Santander los afecta?
