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Cúcuta Deportivo, “un remedo de equipo”

CÚCUTA.- A comienzos de campeonato alguien le vendió la idea al compadre Ele Jota que este Cúcuta Deportivo era mejor que el de Macnelly Torres, Blas Pérez, ‘Burrito’ Martínez y compañía. Ayer, luego de la derrota (1-2) contra Júnior, salió convencido de que “esto es un remedo de equipo”.

Ese sentimiento, seguro, lo comparten los 5000 aficionados que asistieron al General Santander y los millares que prefieren la comodidad del hogar para ver el partido por la televisión, en directo, en familia, en buena compañía, con cerveza en mano y con palomitas de maíz frescas.

El cuadro motilón acumula tres derrotas seguidas (Millonarios, Equidad y Júnior). De ser equipo de cuidado en las primeras fechas, pasó a convertirse en el once que nadie le teme así juegue en el otrora inexpugnable estadio de la Diagonal Santander.

El irrespeto de los rivales es tal, que dejan que convierta el primer gol para alegría pasajera de los hinchas. Luego, lo rematan. En la era del presidente Antonio Manrique ha sucedido todo esto y los fieles amantes a la rojinegra dan fe de lo escrito.

El rival de turno no levantaba cabeza, había perdido  en casa y como visitante, el técnico tenía ‘las barbas en remojo’, las figuras se mantenían en deuda con la afición y los últimos puestos eran su sitio preferido en este torneo. El elenco barranquillero vino a la frontera, se llevó los tres puntos y vuelve a la pelea.

Los aficionados comienzan a perder la fe en el conjunto. Los halagos permanecen para Estacio, pero de ahí en adelante ‘que venga el diablo y escoja’. La defensa no tuvo la mejor jornada. El uruguayo Malrechauffer  de mala presentación, errático, descoordinado, lento y débil en el momento de encarar al contrario. Los tres compañeros, igual calificación.

En el medio campo, la columna vertebral del cuadro motilón, escaramuzas y nada más. Patiño, voluntarioso, capitán y con deseos de convertir de media distancia. Soria, ‘Dios santo’. Los demás, con un papel intrascendente.

Adelante, el empuje de Mateo Fígoli. Un golazo para recordar. Estiven Mendoza, ahora con cabello tinturado y apodado Makelele, olvidó los momentos de gloria y pasa inadvertido en la cancha. Se acabaron los chispazos del talismán de Sanguinetti.

Hernández, de titular a suplente. Sigue en la tónica de divorciado con la red. Ni un coqueteo como para alegría de la tribuna. Perdió el encanto de goleador con el que llegó procedente de Centroamérica el año pasado. Ha marcado poco y no se le ve que pueda superar la cantidad del segundo campeonato del 2012.

Y en la línea de comando el uruguayo Sanguinetti, el salvador de la categoría, el bienvenido en diciembre, el idolatrado en enero, el respetado en febrero, el decadente en marzo y el de futuro incierto en abril. Elegante sí es y viste bien para dirigir. Marca diferencia con sus colegas.

Fuera de la cancha, en el palco, en el cubículo con aire acondicionado, el señor presidente don Manrique, acompañado por el séquito que le habla al oído. Habría que conocer qué le soplaron en esa noche del 7 de abril, luego de la nueva derrota, porque las tribunas comienzan a desocuparte domingo a domingo. Quizás, porque le dan la razón al compadre Ele Jota, “esto es un remedo de equipo”.

RAFAEL ANTONIO PABÓN

rafaelpabon58@hotmail.com

 

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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