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CÚCUTA.- Hoy tiene 40 años de experiencia en la radio, aunque no en lo que siempre soñó con ser. De niño quería emular a los narradores y los locutores que escuchaba a diario en casa. Creció y llegó a una de las emisoras cucuteñas. Lo malo es que no estuvo detrás del micrófono, como hubiera querido, sino frente a quienes hablaban, era control de audio.
El anhelo estaba a medio cumplir y se quedó ahí. No avanzó, a pesar de tener capacidades innatas para retener nombres, describir jugadas, comentar hechos y narrar situaciones relacionadas con el fútbol. Nació con ese don, que cree se lo regaló Dios, pero que lo desaprovechó.
Orlando Gamboa ha vivido 62 años. A los 6 o 7 años, surgieron los deseos de poner la voz en esa cajita mágica que lo decía todo. A los 8 años, comenzó a asistir al General Santander para ser testigo de los partidos del Cúcuta Deportivo. Regresaba al hogar y comenzaba el oficio de analizar lo acontecido en el estadio. No tenía oyentes, pero se deleitaba con ese juego.
- De pronto no supe lo que me regaló Dios. La capacidad de retentiva para analizar y conocer el fútbol de manera detallada.
Vivía en el barrio Santander, al occidente de la ciudad, y los domingos, pasado el mediodía, emprendía la caminata hasta el estadio. Los padres, de condición económica humilde, no contaban con recursos para patrocinarle esa afición. Repetía el ritual cada 15 días, cuando la jornada futbolera lo convocaba. Buscaba quién lo entrara, no llevaba visera y resistía el empujón para ingresar a Sol.
Da un salto en la distancia para traer a la memoria a Hugo Horacio Lóndero, Carlos Samboní, Fabio Guaracha Mosquera y Julián Martínez. Recuerda jugadas y alcanza a emocionarse con las imágenes que se arman en la imaginación.
La televisión venezolana, sin proponérselo, lo indujo en el balompié europeo. Los canales vecinos transmitían partidos italianos, portugueses y españoles. No tomaba apuntes, memorizaba nombres y permanecía atento a las explicaciones de los periodistas. Esas sentadas frente al televisor lo hicieron dueño de un conocimiento excepcional. Sabía de nóminas, nombres de jugadores, entrenadores, equipos y partidos.
- Cuando ingresé a la radio, en Transmisora Universal, tenía 20 años. Encontré a mucha gente de la Costa y me llegó el aroma del vallenato. Ahí, hice los pinos como comentarista.
Esos primeros pasos estuvieron salpicados por el egoísmo de quienes hacían parte del grupo de periodistas locales y que no comprendían la importancia del fútbol de otras latitudes. Hoy, está seguro de que el tiempo le ha dado la razón, porque ha crecido el interés por los campeonatos extranjeros.
El no ser aprovechado por los colegas lo colma de nostalgia. Lo entristece saber que tiene datos, nombres y mucho material en el cerebro que nadie, quizás por envidia, explota invitándolo a hacer parte del equipo de trabajo.
- Los que me han valorado temen que sepa más que ellos, a pesar de la experiencia que tienen de 20 o 30 años en la radio. No tienen el conocimiento y la repentización que tengo. Por eso me han ignorado.
Y asombra con una revelación: no lee, nunca lo ha hecho. Alimenta el banco de conocimientos mientras escucha la radio y ve la televisión. Cursó hasta quinto grado, trató de regresar al colegio nocturno y no soportó las clases, se le habían olvidado las materias. Prefería quedarse en los pasillos, a cargo de las carteleras. Publicaba información deportiva.
Orlando no toma trago ni trasnocha. Se cuida. Prefiere consumir datos, estadísticas, números y fechas para ganarse el reconocimiento de periodistas de otras ciudades. Y entre las anécdotas tiene los elogios de Iván Mejía Álvarez y Henry ‘El Bocha’ Jiménez, con quienes tuvo la oportunidad de demostrar el conocimiento que posee. Jorge Luis Pinto, también, reconoció el saber que acumula.
- Me valoran más afuera que adentro. Aquí no han hecho eso. Me han ignorado. Eso sí, me saludan bien, me abrazan, son detallistas, pero no me tienen en cuenta. De pronto creen que uno los va a opacar.
Ahora, se conforma con enviar mensajes a programas en cadenas de radio y televisión. Allá, lo tienen en cuenta y los leen.
En Cúcuta trabajó en Transmisora Universal, La Voz del Norte, Radio Tasajero, Radio Monumental y en otras hizo pasantías cortas. En 2017, dejó los controles. Los problemas de salud visual lo llevaron a tomar la decisión. La tecnología le hizo la vida difícil, no se adaptó. Es la hora que no tiene teléfono celular, no maneja redes sociales ni tiene correo electrónico.
Sin echar mano a los apuntes recita la que cree es la alineación ideal histórica del Cúcuta Deportivo:
- Robinson Zapata; Rubén Darío Bustos, Néstor Orlando Puerto, Eusebio Tejera y Rolando Monti; Miguel Ángel Puppo, MacNelly Torres y Sergio Santín; Arnoldo Iguarán, Hugo Horacio Lóndero y Omar Verdún.
Y se aventura a hablar de la delantera conformada por seleccionados que pasaron por el once motilón:
- Albeiro Usuriaga – Arnoldo Iguarán – Faustino Asprilla.
Y la delantera rojinegra conformada por extranjeros:
- Ricardo Viera – Manuel Rosendo Magán – Camilo Alberto Aguilar.
RAFAEL ANTONIO PABÓN
