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El mayor deseo de Carlos es sensibilizar a la gente sobre la falta de un grupo de reacción inmediata en Cúcuta.

PERFIL. Carlos Duarte, impulsor de cultura vial y ciudadana en Cúcuta

CÚCUTA.- En la Secretaría de Tránsito y Transporte Municipal fue la cita con este hombre de estatura promedio, ojos oscuros y piel quemada por las extensas horas bajo el sol. Es apasionado por servir a la comunidad nortesantandereana y busca generar conciencia ciudadana mediante la labor social.

Cucuteño, reservista del Ejército, desarrolla la vocación de servicio desde 1989, cuando prestaba el servicio militar. Aprendió que proteger la vida de los demás era su deber como soldado de la patria. Hizo parte de la Defensa Civil y fortaleció los conocimientos en primeros auxilios y atención pre hospitalaria.

En la DC trabajó 7 años y vivió una de las peores etapas de la vida. Tuvo que salirse por matonismo, le decían que era la vergüenza, la deshonra de la institución por atender accidentados en las calles. Ha sufrido daños sicológicos, embaucadas, fraude por parte de otros gremios, pero nada lo ha hecho perder las fuerzas.

Inició a pie. Luego, en bicicleta hacía recorridos esporádicos, miraba los accidentes. Más adelante, adquirió la moto modelo 1985, con la que lleva más de 15 años y se ha convertido en la principal herramienta de trabajo. La vestimenta lo caracteriza. Botas, chaleco de rescate, gorra, carné, paleta de tránsito, pito y ‘canguro’ son los implementos con los que recorre las calles cucuteñas.

Ver un accidente de tránsito lo motiva a brindar ayuda a los heridos. Extender la mano amiga a quienes pasan momentos trágicos lo anima.  Este ángel detrás de un ‘disfraz’ de agente de Tránsito es Carlos Orlando Duarte Villamil. Servirle a la comunidad es la mayor pasión, lo hace con amor y pasión. Admira a los que se entregan de corazón por lo que hacen. Son quienes realmente tienen la virtud de servir. El amor es el principal fundamento de su vida y el camino para llegar a Dios.

Desde niño le gustaron las fuerzas militares y tuvo el privilegio de ser soldado, participó como auxiliar de enfermería de combate y hace parte del Circuito Nacional de Auxiliadores Técnicos (Cinat), en el que adquiere conocimientos para ponerlos en práctica en el recorrido por las vías de la capital de Norte de Santander.

Hijo de campesina, entregada a la labor social, de ahí heredó la vocación del servicio. Su padre, aunque no fue letrado, era conocido en el pueblo y mediante aprendizajes de la vida se convirtió en hombre sabio. Para Carlos, los padres son ejemplo de vida.

Es católico, de mediana edad, carga 50 años a los hombros y ha afrontado miles de obstáculos. Es padre de ocho hijos, 3 propios y 5 adoptivos. La mujer que aceptó para su vida la recibió con cuatro niños. Después, a raíz del suicidio de una hermana, se hizo cargo de la sobrina.

Vive en el barrio El Contento y la única compañía es un perro labrador. Se separó de la mujer en el 2005 por motivos que, según Carlos, pudieron solucionarse. Es perfeccionista y disciplinado, así se describe a pesar de que estas características fueron fundamentales para acabar el hogar.

“Mí me gusta el orden. Soy el hombre que se despierta y deja las pantuflas al lado derecho de la cama. Si llego en la noche y no hay luz, sé que ahí las voy a conseguir”.

Cuando se cuestiona sobre momento más feliz, la respuesta es haber tenido a la familia unida. La mayor alegría son los hijos y Dios Padre. No se arrepiente de haberse separado, porque le dio los tesoros más preciados. Unos hijos que gracias a la crianza son seres correctos. Todos tomaron rumbo. La hija menor, de 17 años, tiene un hijo y Carlos se siente feliz que lo llamen abuelo. La formación en valores es lo más importante, porque  serán ciudadanos honestos.

Una de las motivaciones es el afán por querer que los demás reciban trato digno y oportuno. Muchas víctimas de accidentes pierden la vida  por falta de asistencia prehospitalaria. Día a día lucha para que esto cambie. El trabajo de Carlos es limitado, no tiene apoyo oficial, a pesar de que ha buscado ayuda en instituciones públicas y privadas. En el gobierno de Donamaris Ramírez (2012-2015) logró un pequeño trabajo.

Le han dado la espalda muchas entidades. No han creído en sus habilidades, no por no considerarlo capaz, sino porque en Cúcuta se debe tener un padrino político. Por físico y por capacidades intelectuales está mejor preparado que otros que sí han encontrado la oportunidad de trabajar en las instituciones.

Hoy, se desempeña como barrendero de parques, no tuvo otra opción y aceptó. Ahí, con la escoba, desperdicia el talento, en cambio de ayudar en la circulación peatonal y vehicular. “Me da tristeza que no aplique aquí la meritocracia,  que valoren los méritos a las personas”, dijo Carlos Duarte con impotencia, al recordar lo que ha vivido mientras lucha por alcanzar  su sueño. El sentido de pertenencia por la ciudad es gigante, y el mayor anhelo es transmitir cultura ciudadana mediante esas acciones, que lo identifican al comenzar el día.

Se pone las botas a las 8:00 de la mañana y se las quita a las 12:00 de la noche. La subsistencia la consigue como técnico car audio,  mantenimiento de licuadoras, secadores, planchas para pelo, plomería y salvavidas festivos y domingos. Controla el tráfico en las zonas concurridas de la ciudad  y tres veces a la semana, cuatro horas diarias, barre parques.

Si pudiera tener un talento le gustaría hablar varios idiomas para relacionarse con tantísima gente. Al interactuar con turistas, siente que no tiene cómo comunicarse y debe hacerlo mediante señas. Le gusta el arte, y quisiera saber cantar y tener voz prodigiosa para alabar a Dios. Si tuviera la oportunidad de elegir en qué reencarnar, le gustaría ser un excelente médico. No pudo formarse profesionalmente, al ser hijo de un hogar disfuncional y de bajos recursos. Es un amante de las prácticas médicas. Empíricamente, ha aprendido por medio de la lectura, en libros y en internet, y luego de ocho años de trabajo social en el hospital, en la sala de traumas. Logró relacionarse con médicos y enfermeras y aprendió terminología profesional y a asistir traumas.

El mayor deseo de Carlos es sensibilizar a la gente sobre la falta de un grupo de reacción inmediata en Cúcuta. Formar un grupo de motorizados con socorristas de la Defensa Civil, hacer que los cucuteños tomen conciencia  para alcanzar el desarrollo en la región y la conservación de muchas vidas.

NAILY LÓPEZ

Estudiante de Comunicación Social

Universidad de Pamplona

Campus de Villa del Rosario

Foto: Especial para www.contraluzcucuta.co

 

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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