1.- La conocí cuando en los comienzos de El Tribunal del Pueblo y por los años 60, de la pasada centuria, junto a Manuel Jordán constituían los pilares de la emisora La Voz del Norte. Después, y con el trascurrir del tiempo, siempre supe de su entereza de carácter y del fiel cumplimiento a los compromisos y las labores de permanente trajín, porque distinto a la radio en sí Sara de Jordán fue empresaria y comerciante ansiosa de allegar las últimas novedades y los mejores aportes a la demanda femenina en la capital fronteriza.
Sara de Jordán ocupó un papel en la radio cucuteña. Actuaba no desde la distancia, sino como fiel compañera y atenta a todo aquello que fuera menester o necesario, como la vi actuar en la calle novena entre avenidas quinta y sexta, donde funcionó la emisora o en la Avenida O entre calles 10 y 11, cuando los propietarios consideraron que era conveniente proceder a un nuevo giro en la vida.
2.- Hoy, al conocer que su ciclo vital y humano ha llegado al punto de lo inexorable y habiendo cumplido con las tareas que en lo familiar constituyeron su esencia, por el fallecimiento del esposo y de la hija, en años distintos y por causas diferentes, quienes conocimos de su porte, inteligencia y visión de perspectivas la recordamos con afecto, acompañando a sus familiares y amigos, porque despedir a un ser querido es una demostración de verdadero sentir y humana comprensión.
3.- Que el recuento de su historia y la sabia determinación de quien todo lo domina haya hallado en ella los atributos para una vida mejor y la destinación hacía la comprensión y el cumplimiento de experiencias distintas, pero alentadoras y siempre de dimensión mayor, es el sincero deseo y esperanza de quienes conocimos de sus dotes como mujer trabajadora, excelente esposa, madre íntegra y constante, así como de compañera y amiga, en lo que representa y significa hacer radio y llegar a la gente, tratando de acertar y cubrir lo necesario en medio de múltiples factores de complejo origen y referencia.
Que Manuel Jordán y Sara de Jordán, con su hija, tengan regocijo en el cielo, porque su labor en la tierra está cumplida, es el sentir de quienes conocimos algunos de sus actos y pareceres, desde el diario captar, discernir y trajinar de la noticia hablada y oralmente presentada o discutida, en los momentos radiales de síntesis, sobre lo que sucede o acontece en el planeta.
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