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Cúcuta Deportivo, segundo traspiés en la B

CÚCUTA.- “El ascenso no es una opción, es una obligación”, rezaba el cartel desplegado en la tribuna Oriental del General Santander. De esa manera parte de la afición saludaba el regreso del Cúcuta Deportivo al estadio, aunque en la segunda división del fútbol profesional colombiano.

El mensaje, pareciera, pasó inadvertido para los jugadores, quienes deberían haber leído lo concerniente a la ‘opción’, y quedó en el anonimato para los directivos, quienes tienen la ‘obligación’ de poner el equipo en la primera categoría, porque los cucuteños así lo exigen.

El encuentro contra América de Cali, uno de los rivales duros del torneo por las aspiraciones aplazadas que tiene para volver a la A, dejó tantas dudas que los asistentes la cargaron contra los once que terminaron en el campo. No se reservaron epítetos para despedir a los jugadores camino al camerino.

Desde Oriente llovieron críticas, desde Occidente sobraron insultos, desde Norte se escucharon groserías y desde Sur no faltaron madrazos. El descontento por la derrota 1-0 contra el once escarlata exasperó a los escasos hinchas que ocuparon a sus anchas los graderíos del otrora inexpugnable General Santander.

El inconformismo comenzó por la presentación del equipo. Uniforme blanco con franja rojinegra cruzada en el pecho. “Qué feo”, atinó a decir una de esas mujeres que por amor se la juega por los motilones y no pierde jornada del ahora tristemente Cúcuta Deportivo.

Se perdieron los colores originales y con esa decisión mataron el ansia por aupar a los jugadores. Parecían dos cuadros desconocidos, ninguno con la identidad propia del patio. “Qué feo”, repitió la dama para hacerse oír y buscar una respuesta, que no encontró.

Los presentes buscaron en la nómina nombres conocidos y solo hallaron los apellidos Duarte y Uribe a manera de contentillo. Los recuerdos volaron en el pasado y aparecieron esas figuras que de verdad le dieron lustre al club fronterizo, hoy opacado y sin el brillo de aquellas jornadas.

“Es que es un equipo de la B”, recordó el hombre sentado a la izquierda de la dama. Tampoco esa explicación tuvo buen recibo. Solo despertó una mueca y un pujo a manera de respuesta. Y de ahí en adelante lamentos y quejidos.

‘Para colmo de males’, los seguidores de los visitantes se comportaron como el diablo que lucen en la camiseta y no los deja volver al grupo de los 18 grandes de Colombia. Vinieron a armar camorra, a comportarse como vándalos, a destruir lo que los cucuteños han cuidado con sumo amor, a deteriorar lo que no les pertenece y a dejar una imagen deplorable de esa gente buena que habita en Cali y el Valle del cauca.

Si solo vienen a ofender y a buscar peleas no vengan. Ni siquiera traen pesos para pagar el trasporte. Mendigan monedas en la Diagonal para comprar la boleta o la bareta (no se les entiende cuando piden). Y asustan cuando pasan por el lado porque no son mortales normales.

Esos desórdenes espantaron a los buenos aficionados, que optaron por declararse en acuartelamiento de primer orden en la casa. Y la policía ahí. El taxista de turno propuso que envíen un piquete del Ejército para que ponga orden, porque a los agentes se los pasan por la faja así sean del Esmad. Ojalá en la siguiente carrera le preste el servicio a un oficial y le eche ese cuento.

De regreso a la cancha. La actitud de los jugadores, la derrota, la falta de compromiso y la desidia de los directivos se reflejó en la rabia de los espectadores. Gritarles “cebos, cebos, cebos” a los miembros del equipo local es duro. Pedirles que regresen a casa es bravo. Escuchar los insultos a grito entero es doloroso.

La pancarta de Oriental tiene razón. La ‘obligación’ de los Cadena es armar un equipo para pelear el ascenso. Si no, hagan como los borrachos responsables, entreguen las llaves. No hay otra “opción”.

RAFAEL ANTONIO PABÓN

rafaelpabon58@hotmail.com

 

 

 

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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