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“Ser víctima es una condena que nos pone el Gobierno”

Luis es víctima del conflicto por querer el bienestar para sus colegas de oficio. Los últimos 13 años los ha vivido como otro colombiano desplazado, luego de recibir amenazas de muerte. Atrás quedaron las ilusiones de ver el progreso para el gremio al que se unió porque debía cumplir con las obligaciones familiares.

Todo empezó en la zona bananera del Urabá antioqueño. Allá laboraba como comerciante y tenía experiencia en organización y trabajo comunitario. En el 2001, comenzó a organizar a los vendedores ambulantes y creó la Asoban para luchar por los derechos al trabajo y a la libre movilización, entre otros derechos consagrados en la Constitución. Esa actividad le costó el desplazamiento.

“Aquí en Colombia, al desplazamiento interno no se le ha dado la connotación de delito de lesa humanidad. Se ha tomado como un problema más de la pobreza, pero no se lo ha catalogado como ocurre en el ámbito internacional. En el país no se le ha dado la importancia como tal”.

Lo dijo con convicción. La condición de líder innato lo ha llevado a documentarse, a estudiar y a conocer más sobre leyes y sobre la situación del conflicto armado en el país para hablar, exponer su situación y defender a aquellos que creen en lo que dice y hace.

Tiene aspecto de campesino y hablado costeño. Busca en el repertorio las mejores palabras para explicar los problemas sufridos en la última década y que lo han separado de la familia, hasta el punto de considerarse nómada en un país donde las libertades se pregonan a los cuatro vientos.

El sufrimiento es compartido con su familia. ¿Cómo se lleva ese peso por dentro?

El desplazamiento es un delito que rompe todo tejido social. No solo en lo económico y laboral, sino que rompe lo que uno considera familia. Me ha tocado quedarme en Cartagena y tener la familia en Medellín. Por mucho tiempo hemos sido nómadas. Hemos estado en Montería y Sincelejo. Son situaciones que suman a la inestabilidad y se refleja en la situación familiar.

¿Mientras se desplaza cómo se mantiene si no hay unión familiar constante? ¿Y sicológicamente cómo se puede vivir?

Esto es lo que hay que valorar de los trabajos organizativos, porque el acompañamiento del Estado en el campo del tratamiento sicosocial es nulo, no se conoce  absolutamente nada. Nosotros como organizaciones hemos tratado de mitigar el dolor y el sufrimiento, a base de ejercicios que hemos hecho con víctimas. El Estado no tiene una política definida para dar esa asistencia.

¿Por toda esta experiencia vivida qué es ser víctima?

Ser víctima es una condena que nos pone el Gobierno por el hecho de vivir en un sitio donde hay riquezas, donde el suelo produce. Es el delito por el que se nos condena por comprender la desigualdad que existe en el país.

¿Si el ayer fue triste, el hoy cómo es?

Las víctimas no podemos quedarnos en el lamento, sino por medio del empoderamiento del trabajo luchar y conseguir el futuro promisorio, que no solo depende de los actores externos sino de cada persona. Si el líder o la lideresa se empoderan y quiere luchar hay factores que pueden ayudar a conseguir ese futuro. El programa de Naciones Unidas para la convivencia nos ha dado herramientas para visionar y darnos cuenta de que no hay que lamentarnos sino que debemos luchar para conseguir ese logro propuesto.

¿Cómo es que usted, en situación de desplazado por ser líder, está en otra organización y se mantiene como líder?

El líder nace con ese don. Es una persona que por las condiciones que lo rodean lo hace que cada vez se empodere más de las situaciones. Es una persona que está en mira de mejorar las condiciones personales y de los que los rodean.

¿Hay futuro para las víctimas?

Pienso que sí. Somos cinco millones de víctimas en el país y si entendiéramos la situación que vivimos y si tratáramos de hacer un trabajo político y participativo, el futuro sería otro. No contamos con la voluntad política del Gobierno, pero la unión y la fuerza de las víctimas hace que el trabajo no sea arar en el desierto.

¿Del vendedor ambulante que en el 2000 fue amenazado y desplazado qué queda?

La Asociación del Urabá desapareció por el conflicto. Muchos compañeros han sido asesinados, otros han emigrado hacia diferentes partes del país. Aquel vendedor ambulante es un líder que lucha, por medio de su asociación para hacer entender que las víctimas no estamos solas, que la unión, el conocimiento y el enriquecimiento hacen que esto se pueda cultivar.

RAFAEL ANTONIO PABÓN

rafaelpabon58@hotmail.com

 

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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