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CÚCUTA.- Martín Martínez ha luchado en varias ocasiones para llegar a la Gobernación de Norte de Santander. En las dos ha quedado en el camino por voluntad propia o por directrices partidistas. Mientras se le cumple ese sueño ha ocupado cargos relevantes que lo llenan de conocimientos para cuando la política y el pueblo lo decidan.
En la campaña electoral del 2015, se distanció del Partido Conservador y optó por acompañar al ingeniero William Villamizar. Ahora, hace parte del gabinete departamental y es el secretario de Hacienda. Puesto que ocupó en años anteriores y con resultados óptimos.
Todo marchaba bien en el cumplimiento de las obligaciones y en el reestreno en la oficina del mezanine en el antiguo edificio del Banco de la República. Este fin de semana ese ambiente favorable cambió, porque voces anónimas, salidas de teléfonos callejeros, lo intimidaron para que deje de molestar a los contrabandistas.
“Me han hecho dos llamadas a mi celular personal, de celulares callejeros, minuteros. Me hacen advertencia de que no moleste por el tema del contrabando y que me conocen y que los deje trabajar”. La denuncia la hizo pública y ahora la conocen las autoridades judiciales, el Gobernador y los nortesantandereanos.
La frontera terrestre entre Colombia y Venezuela permanece cerrada desde agosto, en acato a órdenes impartidas desde Caracas. El paso vehicular y peatonal está clausurado por los puentes internacionales y las barricadas impiden cualquier circulación, con excepción de los ‘corredores humanitarios’.
A pesar de esas limitaciones impuestas por las alambradas, la mercancía venezolana llega de manera ilegal a Villa del Rosario y Cúcuta. En los dos municipios limítrofes abundan productos de diversa índole sustraídos por las trochas y vendidos a los compradores colombianos. Los controles de la guardia parecen no ser suficientes para detener el flujo.
La policía cada día informa sobre incautaciones millonarias de mercancías que llegan del otro lado del río Táchira y que son trasportadas por las vías colombianas en carros desvencijados y de poco valor. Siempre hay un capturado, el conductor. Los compradores del alijo allá y los receptores acá son anónimos, nadie los conoce.
“La verdad es que no creo en estas amenazas, simplemente estoy cumpliendo una función que me encargó el Gobernador”. Lo dijo con voz pausada para trasmitir seguridad. Y aseguró que se mantendrá en cumplimiento de la función encomendada, porque “lo que hemos hecho hasta ahora es elaborar una programación de actividades con la Polfa”.
El trabajo lo ejecutarán de la mano con la Policía y el Ejército y será sobre el tema puntual de contrabando de ganado. Y entran los absurdos en el análisis. Hoy, el recaudo de la renta por degüello es inferior al de hace 8 o 10 años. El contrabando sigue y con la frontera cerrada. “De pronto estos son los enemigos que van en contra de la ley y quieren amedrentar”.
Esa una de las dudas de Martín Martínez acerca de la procedencia de las llamadas y mientras se resuelve la inquietud tiene un anuncio severo contra quienes pretenden infringir las normas. “Voy a hacer cumplir el estatuto de Rentas”. La meta es fortalecer los ingresos del departamento, y el ideal es que Norte de Santander sea productivo. Para eso “tengo el apoyo irrestricto del Gobernador”
La Secretaría empezará con una campaña educativa acerca del pago de los impuestos por parte de los nortesantandereanbos. “No me voy a ir a corretear una vaca o un caballo, vamos a concientizar al comerciante minorista de que tenemos que comprar legal, de que ellos tienen que conocer la procedencia de los productos”.
Otra situación delicada y que afecta los recursos propios del departamento es el ‘contrabando técnico’. Aquí, los cigarrillos y el aguardiente no provienen de Venezuela, sino de regiones colombianas. Ocurre cuando el comerciante de un municipio compra y piensa que es una botella de licor o una cajetilla legales, no conoce que vienen de un departamento vecino, donde pagan los impuestos.
La campaña comenzará esta semana en Cenabastos con el diálogo amigable. Para ejecutarla Martín Martínez contará con respaldo de los agentes de la policía y de los funcionarios de la Secretaría. De la seguridad personal no se preocupa, porque “solo tengo un guardaespaldas, mi Dios. Fue el que me puso aquí”.
RAFEL ANTONIO PABÓN
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