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En el interesante reportaje que para la Revista Máxima realicé al señor expresidente Ernesto Samper Pizano se encuentra una frase que, al parecer, ayudó al desbloqueo del paro cívico de El Catatumbo.
Al preguntarle: Presidente Samper, la Revista Máxima es nortesantandereana, de Cúcuta, una región liberal donde usted es una persona muy querida y apreciada. ¿Cuál es su mensaje de esperanza para Norte de Santander, región fronteriza con Venezuela, y cuáles son las perspectivas de desarrollo que le ve en un futuro cercano?
El expresidente respondió: Norte de Santander sigue el ciclo de lo que sucede en Venezuela. Por eso, en este momento, la región está deprimida en sus posibilidades de progreso y alterada en sus pautas de convivencia. Se necesita ahora sí una especie de Plan Marshall para Norte de Santander, que enfrente su reconstrucción y recuperación de manera sistemática y no a base de acciones puntuales.
Han pasado los días y ahora los colombianos nos despertamos, el primero de agosto, con la noticia del desbloqueo de las vías y los diálogos, entre las partes, se reanudarían el 5.
¿Y qué fue lo que sucedió? Como de una situación inamovible, que vivía una calma peligrosa, donde las expectativas de solución se veían cada vez más lejanas, la esperanza brotó de pronto, como en primavera, al recibirse el anuncio que, finalmente, el Gobierno y los campesinos de El Catatumbo acordaban una ruta para sentarse a dialogar y levantar los bloqueos que obstruyeron las vías en esta martirizada región nortesantandereana.
El esperado anuncio fue hecho por una comisión mediadora que integran el expresidente Ernesto Samper Pizano; el vicepresidente de la República, Angelino Garzón; el representante de Naciones Unidas, Todd Howland; el provenzal Jesuita, Francisco de Roux; el represente Iván Cepeda; el presidente del Senado, Juan Fernando Cristo, y los representantes de los centenares de manifestantes, Andrés Gil y Olga Quintero. La calidad humana y académica de los integrantes de esta eximia comisión resplandece por sí sola.
Del expresidente Samper no tenemos ninguna duda, y como lo manifestamos, lo acompaña una clarividencia política que se ha convertido casi en leyenda entre los colombianos. Lo hemos visto de nuevo en la palestra política y social, dinamizando ideas y propuestas que les permitan al Partido Liberal y a la nación encontrar salidas acertadas en los momentos cruciales que vivimos.
Del vicepresidente Angelino Garzón, quien ha dado muestras de verdadero compromiso social con los sectores desfavorecidos de la sociedad colombiana, es también, una carta de seriedad y rectitud en la comisión.
El representante de las Naciones Unidas, Todd Howland, quien sorprendió gratamente a la opinión colombiana por su postura, clara y firme, frente a las violaciones de derechos que unidades de la fuerza pública cometió contra los manifestantes, en las cercanías del aeropuerto de Ocaña, es otra carta de seriedad en este difícil y complejo proceso.
Del padre Francisco de Roux, provenzal de la Compañía de Jesús, guardamos desde los campus universitarios la más alta y humanística imagen en beneficio de los humildes, no solo de El Catatumbo y del Magdalena Medio donde los hemos visto trabajar y luchar al lado de los oprimidos y olvidados, sino de toda la nación colombiana. Su desempeño en el Cinep y ahora en la sabia conducción al frente de la Compañía de Jesús, es carta de confianza en la búsqueda de caminos de justicia para la región de El Catatumbo.
El representante Iván Cepeda, quien encarna las aspiraciones sentidas de la población colombiana en la construcción conjunta de un proyecto de nación, basado en la ética, la solidaridad y la inclusión y se convierte en carta de garantía para las aspiraciones de los centenares de manifestantes de El Catatumbo.
El senador Juan Fernando Cristo representa sentidas aspiraciones de justicia de la sociedad nortesantandereana y ahora, al ocupar el alto cargo de Presidente del Senado, se convierte en garantía de cumplimiento y seriedad en las conversaciones.
Nos resta referirnos a los delegados de los manifestantes Andrés Gil y Olga Quintero. Recae sobre sus hombros la responsabilidad de llevar a feliz término estas conversaciones que con toda seguridad marcarán un hito en la larga y dolorosa historia de El Catatumbo.
Por eso, tiene toda la razón el expresidente Samper al plantear, con la claridad académica que lo caracteriza, que solo un verdadero Plan Marshall de reconstrucción hará posible el renacer, en paz y justicia social, de Norte de Santander y en especial de El Catatumbo.
ALONSO OJEDA AWAD
Exembajador de Colombia
