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1.- Aunque parezca insólito y nada pareciera interrelacionar a Oslo – la
capital noruega – con Cúcuta – la capital de la integración en América
– sí hay factores y elementos de juicio que conjugan el interés y la
expectativa por el proceso de paz en Colombia, con las convergencias y
las relaciones más comprometidas y visionarias que pueden adelantar
Colombia y Venezuela, en esos encuentros, ante las perspectivas y las
opciones innovadoras, que para las conclusiones pueden resultar de esos
acercamientos y entendimientos que se pacten en esta convocatoria y
buscar horizontes amplios en esta área latinoamericana, donde Colombia
juega papel de singular trascendencia y Venezuela puede constituirse en
un aliado de primer orden, si entre las partes hay el deseo y la decisión de
hallar una vida de mayor impulso y satisfacción, no solo para los millones
de pobladores que ansiosamente la anhelan sino para el continente y más
cuando es el enlace y la facilidad más evidente para las conexiones y los
intercambios con el oriente pacífico del mundo.
2.- Lo que se va a exponer y a discutir en Oslo- y después en muchas
partes y con diversos exponentes – es una preciosa oportunidad para
consolidar un giro de acción compartida y para abrir no solo las puertas de
la conciliación y el respeto a la vida sino la ocasión propicia para apuntalar
los pilares en los que debe sustentarse una gestión trasformadora
y dinámica, sobre la base del respeto a los derechos humanos y el
aprovechamiento de nuestros potenciales y recursos.
Y citamos y aludimos a Cúcuta, porque aunque no haya voceros o
delegados oficiales o privados en Oslo, ni para los demás lugares o sitios
donde se reúnan los convocados que enfocarán y tendrán en cuenta los
prolegómenos y tipicidades de Colombia, Cúcuta –quiérase o no, guste
o no –constituirá una referencia, no solo por ser eje vital de la frontera
colombo-venezolana sino por lo que significa El Catatumbo, la relación de
intercambio y las posibilidades reales de aprovechamiento conjunto, que
nacieron, se conjugaron, actúan y pueden tener mayor aliento si la paz
toma asiento y Colombia y Venezuela, en lugar de vivir en zozobras por
las penetraciones de guerreristas y vinculados al narcotráfico y el daño
que ocasionan conductas egotistas, podrían conjugar tareas tendientes
a vigorizar el desarrollo, generar empleos y aprovechar las ventajas
comparativas, de dos naciones que se complementan y están llamadas
a realizar empeños mayores, si sus dirigentes comprenden que Bolívar,
Santander y los prohombres que dieron origen al Congreso Constituyente
y a la Gran Colombia no estaban equivocados.
3.- Sí, Oslo, que es una vivencia preciosa de Escandinavia y que nos motivó
cuando lo visitamos y luego conocimos el esplendor y la belleza de los
fiordos noruegos, también fue factor determinante – observando el
trascurrir de su gente -para dar inicio y cabida al Diploma de la Urbe, que
promueve y persigue estudiar y analizar el pasado y la realidad actuante,
para proyectar el futuro, con identidad y espíritu de pertenencia.
Por eso, y porque Oslo podrá estar distante en kilómetros de la capital
nortesantandereana y los habitantes tener diferenciaciones evidentes
y notorias en tradiciones, idiomas, usos y costumbres, pero en lo que
si no hay separaciones ni controversias es en que ambos queremos y
necesitamos un giro hacia el progreso, mediante un mejor vivir, que parte
y nace del trato, educación, seguridad y proyección que en calidad y
servicios se le dé a su gente.
Quiera Dios que los cambios y las trasformaciones que se insinúan tengan
pronto validez y vigencia para beneficio y tranquilidad de todos y sin
olvidar a esta frontera colombo-venezolana, que si se la entiende y valora
tal cual es puede ser el verdadero y auténtico nudo articular para muchas
perspectivas de gran contenido y alcance.
JOSÉ NEIRA REY
jneirarey@hotmail.com
