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Indudablemente, importante la reunión que mantuvieron en Cartagena los presidentes de Colombia y Venezuela, por la agenda binacional vigente y que debe ser de especial y constante atención por los dos países: relaciones bilaterales, comercio binacional, contrabando en la frontera, cumplimiento de pagos a exportaciones colombianas a Venezuela y, sin duda, la seguridad y el proceso de paz colombiano.
Creo que para Colombia las relaciones con Venezuela son de máxima importancia y, en consecuencia, todo lo que de ellas se desprende, comercio, seguridad, economía y convivencia de dos países hermanos, así tengan diferente orientación política y económica.
Para Venezuela, Colombia significa más que un vecino e igualmente lo que de allí se desprende en una relación llamada a ser de permanente cooperación, en donde nuestro país tiene todo lo que Venezuela necesita: alimentos, servicios, manufacturas, mano de obra, inversión y apoyo en infraestructura y mucho más. Todo esto, lo está obteniendo Venezuela en países distantes con mayores costos y que debe asumir con subsidios a su población para que los puedan consumir, situación que cada vez intensifica la crisis de desabastecimiento en nuestro hermano rico, pero muy pobre en su manejo económico, que lo acerca cada vez más a la ruina.
El comercio binacional que en el 2008 tuvo un valor superior a los 6000 millones de dólares y fue afectado por la solicitud legítima del gobierno colombiano a Venezuela, de no dar apoyo a los bandoleros de las Farc, no ha vuelto a esos niveles, como creímos inicialmente con la prematura reunión Santos- Chávez en Santa Marta, en 2010, a los 7 días de posesionarse el nuevo gobierno colombiano y continúa con tendencia al descenso. ¿La razón? Dos lo impactan negativamente: La alta devaluación del bolívar y la tasa de cambio irreal que mantiene Venezuela para abaratar sus productos de importación y que como bien lo dicen los expertos, lo que está es favoreciendo el contrabando hacia Colombia y la alta inflación de ese país. Si algo debe ser hecho para mantener un comercio de beneficio mutuo, es hacer ajustes en el cambio de la moneda venezolana que conlleve a golpear el contrabando hacia nuestro país. El contrabando hacia Colombia es el peor problema, pues deja sin competencia a los productores colombianos, impacta el empleo formal y disminuye las posibilidades de nuestros empresarios, especialmente los de la frontera. Hoy las empresas colombianas no exportan a Venezuela por la desconfianza de que no se les pague, desconfianza que las ha llevado a otros mercados que por fortuna han podido remplazar la pérdida de ese mercado.
A los colombianos nos preocupa que nuestro vecino no haga más porque esta relación de tanto valor, no sea mejor tratada y se estén dando acciones que en nada la favorecen, como es seguir dando apoyo a los grupos insurgentes colombianos en su territorio desde épocas de Chávez. No es leal que la frontera se haya convertido en permanente inseguridad para Colombia, dado que las Farc delinquen aquí y se favorecen cruzando la frontera con conocimiento pleno del gobierno venezolano. Nos preocupa, que siendo Venezuela un país garante del proceso de paz en La Habana, tenga una política de dar refugio a delincuentes que persiguen todo el tiempo desestabilizar a nuestro país. Esto en verdad, no es garantía de un buen resultado para Colombia, de los diálogos de paz con las Farc y no tiene credibilidad.
Deseamos que en esta oportunidad el diálogo haya sido fructífero y redunde en soluciones a la problemática que nos afecta. Depende más de Venezuela lograr una relación de confianza y beneficio mutuo, puesto que Colombia siempre seguirá considerando a nuestro país hermano con respeto y como la frontera más importante que tenemos, con grandes potencialidades en lo económico, que podría ser muy útil el mejoramiento de la relación bilateral, por la difícil situación que afronta y que nos afecta también a los colombianos.
SEGUNDO ANTONIO GONZÁLEZ
Chinácota, agosto de 2014
Foto. elimpulso.com
