Inicio / Articulistas / OPINIÓN. El derecho a un hogar
El referendo liderado por Viviane Morales en contra de la adopción mono y homoparental fue rechazado en la Comisión Primera de la Cámara y archivado / Foto: www.semana.com

OPINIÓN. El derecho a un hogar

Colombia está dando pasos seguros en una serie de decisiones colectivas que lo posicionan como nación progresista y acorde con los imperativos actuales de una sociedad incluyente. El hecho de haber establecido el derecho de morir dignamente, sentencia T-970/14, la donación de órganos que faculta de manera directa acceder a una operación  para salvar la vida de una persona con un órgano de alguien fallecido, sin la férrea negación de los familiares, la legalización de la marihuana para fines médicos y el matrimonio civil entre parejas homosexuales, con validez desde el 28 de abril de 2016, demuestran la madurez mental y abierta que ha adquirido el país.

En este último aspecto de las uniones entre miembros del mismo sexo, todavía  se observa  escozor en las mentalidades sicorrígidas o conservadoras que manifiestan inconformidad por este acto contra ‘natura’, como lo describen. La reciente polémica desatada en el Congreso, donde  el referendo liderado por Viviane Morales  en contra de la adopción  mono y homoparental  fue  rechazado en la Comisión Primera de la Cámara  y archivado, es una clara demostración de la política de igualdad que debe tener una democracia.

Lo anterior no significa que la congresista y su esposo cristiano Carlos Alonso Lucio desfallezcan ante la iniciativa. Citaron para un plantón la próxima semana y esperan contar con la presencia de los más de dos millones de ciudadanos que firmaron la petición.  Es una estrategia que esgrimirán como  último salvavidas en este proyecto.

El proyecto, considerado anticonstitucional, y personalmente fuera de época, lleno de prejuicios y discriminación hacia la comunidad LGBTI (Lesbianas, gay, bisexuales, transgénero e intersexuales) y hacia solteros, viudos y separados que deseaban ofrecer un hogar a un niño.

Amparados bajo los preceptos de la fe católica, los argumentos se fijan en la concepción cristiana de la figura paternal y maternal  que constituye la familia nuclear, dejando tajantemente por fuera cualquier otra opción.

Hay un detalle importante que olvida la senadora Morales, la Constitución expresa bien la condición laica y por lo tanto, aunque un gran porcentaje de colombianos profesen la  fe católica, las decisiones de ley no deben determinarse por estas creencias.

Aducen, tanto la senadora como el ilustrísimo esposo, que una reglamentación de adopción monoparental  y homoparental conduce a la pérdida de valores morales y a la imitación de patrones. Olvidan que las estadísticas muestran una desintegración familiar y que la mayoría de familias en Colombia, 51 por ciento, no son nucleares sino que  son familias extendidas, en las que un separado luego se une a otro separado y lleva hijos, familias compuestas en las que abuelos, tíos, primos y perros conviven en una integración maravillosa, de familias de una sola madre o padre que se encarga de sus pequeños, de padres separados que siguen con el vínculo visceral por siempre para el bien de los hijos, de parejas homosexuales que ofrecen bienestar y amor fraternal a los pequeños, sean biológicos o no.

Más allá de consideraciones medievales, deben primar  el amor y la fraternidad. A un lado de estas reflexiones, se debe analizar el costo económico que representa el referendo. Se ha estimado que tendría un valor de $ 280.000 millones. Señores senadores, dejen de malgastar los bienes de la nación, por algo se dice coloquialmente que ‘lo que no cuesta, hagámoslo fiesta’. ¿Podemos imaginar a lo que pudiera contribuir ese dinero para solventar las  necesidades del país?

Adopción gay, dos palabras que despiertan controversia, pero que dentro de una relación en la que se mantenga el respeto por la individualidad y por la orientación sexual  de los niños, que lógico deben recibir la información correcta, no debe conducir a una catástrofe según estos dos personajes.

ISBELIA GAMBOA FAJARDO

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

Podría Interesarle

OBSTRUCCIÓN DE LA VÍA. Fenalco reporta pérdidas económicas en todos los sectores

CÚCUTA.- Un sondeo cualitativo efectuado por el gremio con afiliados de supermercados, comercializadores de productos …

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.