1.- No es procedente, ni sensato, que en esta etapa, sobre la que confluyen múltiples factores y enmarañadas circunstancias, el Secretario de Planeación del Municipio en sus extensas y desenfocadas expresiones contra los no naturales y residentes en Cúcuta, en lugar de promover y buscar salidas y alternativas a la compleja situación que se experimenta tanto en el Área Metropolitana, como en la región, se dedique a descalificar a quienes llegan a la ciudad o a proseguir en las cantaletas, con las que prodigaba a la administración anterior, utilizando el cargo y la función periodística como un púlpito inconexo y desaliñado para mucha gente, mientras debiera analizar y concertar estímulos e incentivos en procura de unión y nuevas inversiones creadoras e impulsoras de fuentes de empleos y no hacer más precario el estado de quienes intentan ganar el pan diario, ejerciendo labores de extrema competencia, dadas las condiciones actuales de mercadeo y para la ley de la oferta y la demanda, como no dudamos, lo sabe y espera, el alcalde Donamaris Ramírez por la inolvidable proyección, espíritu y sentimientos de su padre Carlos Ramírez París.
2.- Y, es necesario resaltar estas manifestaciones para que haya una mayor y mejor compostura, porque si preferimos la contienda a la unión y el aguijonear a quienes pasan momentos difíciles, sin procurar establecer alternativas factibles y opciones con perspectiva, para solucionar la compleja y delicada realidad socio económica y política que experimenta la frontera – de la que Cúcuta es pilar y eje principal – los momentos que se pueden derivar es mejor no imaginarlos, para no crear mayores quebrantos y zozobras.
3.-Sí, Cúcuta – y ahora y más que en cualquier otro momento –requiere de una sabia y colegiada administración, comprensiva y consecuente con la realidad existente. Además, para que armónica, equilibrada y laboriosamente represente a la comunidad y convoque a la ciudadanía y así logre una gestión mancomunada, donde la prioridad sea –obviamente – el bien común, pero sin desconocer el drama de miles de familias y personas, que necesitan ayuda y urgente consideración y atención.
Por los indicadores y la suma de la situación general existente, especialmente en desempleo, subempleo e informalidad, algunos hemos expuesto ante las autoridades respectivas y los directivos que conforman los sectores público y privado, la conveniencia de la declaratoria de la emergencia social y económica para que de inmediato el Gobierno y el Congreso de la República -como se ha hecho con otras áreas en el pasado – adopten medidas, normas, reglamentaciones y procedimientos para atenuar, controlar y superar lo que acontece.
Conformar y dar pleno apoyo –público y privado – a una Junta o Comisión extraordinaria y especial regional y fronteriza – integrada con un máximo de cinco personas o un mínimo de tres – para que aligeré, aliente, coopere y coordine el accionar local, regional, nacional y binacional que es indispensable e inaplazable conjugar y realizar, es un paso que pronto debiera darse y para propiciar el trabajo en equipo, que implemente y proyecte lo mejor que deba proponerse y aprobarse o hacerse.
JOSÉ NEIRA REY