CÚCUTA.- Pisado y utilizado por todos, El Malecón de Cúcuta es un punto de encuentro que tiene a su espalda las secuelas del olvido y el deterioro natural. Lugar amado y olvidado ¿Cuál es la verdad?
Ubicado en la avenida Los Libertadores, inicia en la glorieta de San Rafael y termina en el Puente de Guadua. El Malecón es un sitio de constante actividad. En la mañana, los deportistas caminan por un sedero desgastado para mantenerse en forma y cuidar la salud. La tarde, cobija a las familias y la risa de los hijos. La noche, por lo contrario, retumba sin parar al ritmo de baúles abiertos y pasiones florecidas.
Este es uno de los tres malecones más extensos de Colombia. Alberga restaurantes, bares, discotecas y lugares deportivos, como el patinadero al final del recorrido. Parece un lugar perfecto por los diferentes ambientes, pero la realidad es otra.
Los hombres y las mujeres, pocas veces, se apropian de corazón de los espacios, así como cuando se tiene una novia sólo para disfrutar y usar, más no para cuidar y valorar. Ese es el reflejo de un trayecto que llora su verde apagado y de un río Pamplonita más muerto que vivo, sin fuerzas para luchar.
Según el diccionario, malecón significa ‘Muro construido como protección contra las aguas”. Qué paradoja tan triste, dirán. Basta con usar los cinco sentidos para reconocer que faltan atención y cuidado para el lugar.
El Malecón es anfitrión de fechas importantes. En el Día de la Independencia, Halloween y Navidad los cucuteños llenan hasta el más pequeños espacio para disfrutar. Los partidos de fútbol no se celebran mejor en ninguna otra parte, maicena viene, espuma va. Es la casa de festejos más grande de la ciudad.
Los domingos, a las 6:00 de la mañana, inicia la ciclovía y se cierra el paso a todo tipo de vehículos y de motos, para que quienes caminan, patinan o andan en bicicleta aprovechen con seguridad los cinco kilómetros de pavimento.
Quién no conoce ‘E Hueco’, o mejor aún, quién no ha disfrutado de las comidas rápidas que preparan los cocineros con facilidad, sabrosas, apetitosas y a precio difícil de igualar.
LA REMODELACIÓN
Como del cielo caen los arreglos que se adelantan en El Malecón, pero que deben cuidarse. Después de conocer el deterioro y ver que se hace algo por cambiarlo, también la forma de pensar debe ir más allá. Se va a seguir usando, pero ojalá con otra mentalidad.
Las modificaciones pretenden que El Malecón sea más agradable y acogedor. Como el lugar es amplio se decidió dividirlo en cuatro zonas para facilitar la construcción:
1.- La zona 1. Va de la glorieta de San Rafael hasta donde termina la parte alta del muro
2.- La zona 2. Llega hasta ‘El Hueco’.
3.- La zona 3. Va de la caseta vallenata hasta Rodizio
4.- La zona 4. Continúa hasta el patinadero.
La zona 2 es en la que se ha avanzado más. Se puede apreciar el nuevo sendero y muchos hombres de casco amarillo trabajan sin parar. En las 3 y 4 se dan los primeros pasos del arreglo. La 1, está por diseñar.
El nuevo sendero se caracteriza por varias medias lunas negras. La idea es que del lado de la calle se planten arbustos y césped para devolverle el verde al lugar. Del otro lado, se instalarán equipos biomédicos para que hombres y mujeres trabajen la cintura, las piernas y los abdominales de manera divertida y al aire libre.
Para construir el sendero se deben retirar los puestos de comida junto al teatro Las Cascadas, en la zona 4. Los vendedores no serán desalojados, se construirán 25 locales para reubicarlos y mejorar el aspecto del sitio.
El Malecón tendrá una fachada diferente. Se siembra una semilla de la que se esperan grandes frutos y progresos; sobre todo de amor y cuidado por parte de quienes lo utilizan y viven sobre su piso aventuras de nunca olvidar.
ANDREA PAOLA NOVOA VELÁSQUEZ
Estudiante de Comunicación Social
Universidad de Pamplona
Campus de Villa del Rosario
Fotos: MASRCO SÚA