1.- Lo que ocurre en la región era tan previsible que por repetidas oportunidades, pero sin respuestas políticas ni oficiales, sectores privados y de permanente análisis reiteraron a los gobiernos departamental y municipales expresaran al Gobierno y al Congreso de la República la difícil, grave y compleja situación que por diversas causas afecta el desenvolvimiento de la región y afecta de manera notoria la tranquilidad, declarando en emergencia social y económica a esta esquina del país.
¿Por qué se pedían estas actitudes y determinaciones? Por la magnitud de la situación económica y social ante el monto ascendente en el desempleo, la informalidad, la ausencia de estímulos e incentivos y la necesidad de adoptar verdaderas y ejemplarizantes políticas de Estado, que permitan activar las inversiones y facilitar investigaciones, innovaciones y capacitaciones en y para proyectos que requieren respaldos y de pronta utilización, a la manera de los que se adoptaron en los problemas que se suscitaron en el Cauca -años atrás- y que dieron origen a la Ley Páez.
Además, porque mientras se establecen los entendimientos y acuerdos con Venezuela para dinamizar y proyectar la zona central de la frontera común, mediante acciones y programas conjuntos y que faciliten las inmensas ventajas comparativas, que no se han aprovechado, la frontera ha sido descuidada y marginada y el pueblo nortesantandereano y fronterizo no puede ni debe seguir al amparo de una indiferencia oficial y política que acelera la contracción comercial, agrícola, ganadera, de la pequeña y mediana industria y minera, como se demuestra con los deterioros e indicadores existentes.
2.- La Corporación Acción Nortesantandereana y Fronteriza (Canyfron) en las respetuosas peticiones no ha sido atendida, como lo atestiguan las constancias de las argumentaciones y solicitudes formuladas.
3.- Convocar al desorden y a las vías de hecho no son conductas procedentes, ni actitudes constructivas.
Lo que se necesita es una gestión política y oficial que comprometa al Ejecutivo y al Congreso de la República para que de manera pronta y eficaz se evalúe y atienda, con esmero y prontitud, lo que se ha dejado crecer. Y esto, también, es comprobable por las atenciones que se han otorgado a otras regiones- incluidas las isleñas y las ubicadas en el centro nacional- mientras la periferia fronteriza terrestre, que registra la mayor población y agobiantes problemas, se le relega a segundos planos y al virtual abandono, como lo atestigua la ninguna respuesta a las peticiones formuladas a las presidencias de Colombia y Venezuela para que los mandatarios y sus gabinetes de ministros e inmediatos colaboradores se reúnan en el Altar de la Patria de la Villa del Rosario y desde allí se pueda programar e impulsar lo que tanto se anhela, empezando por el proceso de paz y la integración productiva y trascendente de las dos naciones hermanas, comprometidas con el mensaje y designios visionarios de su común Libertador, en prospectos y gestiones compartidas de ayuda y unión. El pueblo nortesantandereano y fronterizo, espera soluciones y una visión de futuro. ¡Sí, todos ansiamos paz y progreso, ahora y siempre!
JOSÉ NEIRA REY
Notas al Margen