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A Blanca Rojas también la tocó el conflicto

CÚCUTA.- Una mujer elegante, joven, bonita, bien vestida y con maquillaje ideal sube las escaleras con cuidado. La falda corta puede pasarle una mala jugada que aprovecharían los hombres que van detrás. En el primero piso uno que otro quiere mirar para arriba, pero teme ser visto en la acción por la jefa. Ni siquiera pasa inadvertida para las demás mujeres.

Arriba, se pone detrás del escritorio y aparece  la mujer luchadora, madre de dos hijos, viuda y con el corazón grande, es la directora de la Unidad Administrativa para la Consolidación Territorial de Norte de Santander. Es agradable, de buen trato y con un discurso que convence. Es una mujer nacida en Tibú, afectada directa o indirectamente por la violencia. Es Blanca Yamile Rojas Estupiñán.

El trabajo asumido hace poco tiempo se le ha convertido “en un propósito y una meta personal”. Tiene entendido que es funcionaria y que su deber es trabajar para hacer cumplir la política de la Unidad, creada mediante el Decreto 4161 del 2011, y que tiene por objetivo articular esfuerzos nacionales y traerlos a Cúcuta.

En Norte de Santander el programa seleccionó a varios de los municipios golpeados por la violencia y donde el Estado no ha tenido presencia. El Tarra, Tibú, Teorama, Convención, San Calixto y El Carmen son los sitios específicos donde hace presencia. Sardinata está en lista de espera para vincularse a este grupo de beneficiados.

Para elegir los siete municipios en los que se desarrolla el programa se hizo un análisis sobre presencia de cultivos ilícitos. En esas localidades hay una mayor parte de hectáreas cultivadas. Y se tuvieron en cuenta la presión y los problemas regionales políticos y económicos, y que la presencia de los grupos armados no ha permitido llegar y lograr el desarrollo que se espera en cada pueblo.

Esta mujer, digna del título ‘Señora del Club…’ es administradora de empresas y con especialización en alta gerencia. Al conocer del puesto envió la hoja de vida y “les gustó mi perfil. He sido una administradora no tanto enfocada a lo comercial sino a lo social”. Pocos, aparte de los interesados, conocen de la existencia de la entidad y de la vida de la directora, porque  “siempre he manejado un perfil bajo. Me gusta hacer el trabajo sin tanto alboroto”.

A partir del momento de la posesión en el cargo asumió el reto de luchar por El Catatumbo, “que no es fácil”, y está convencida de que la gerencia de Consolidación no solucionará todos los problemas de esa zona del departamento. “Poco a poco vamos llenando esa canastica y vamos a sacar adelante El Catatumbo con propósitos claros”.

 

En medio del dolor que le produce el recordar a las víctimas del conflicto muestra una sonrisa dulce, que se esconde cuando habla, en especial, de los “niños que han visto lo que no han tenido que ver y sufrir lo que no han tenido que sufrir”. El sentimiento maternal aflora y a la mente llega la figura de esos campesinos que han vivido situaciones sin saber por qué y que están ahí en el conflicto.

Tiene un propósito fijo y con el 2014 como año definido para cumplirlo, y es que estén consolidados los siete municipios incluidos en el programa. “El Estado tiene preferencia por estos municipios y los ve con ojos especiales. Hemos logrado que por medio del Conpes Catatumbo se focalicen estas siete localidades”. Meses atrás se firmó el Conpes Catutunbo y la inversión que está plasmada es real.

La lección está aprendida. No requiere mirar documentos, ni apoyarse en papeles para recitar el cuento de Consolidación. Lo hace de memoria, sin titubear, sin repetir una frase y sin volver sobre las palabras para hacerse entender.

No tiene frustraciones como mujer. A cambio se ha trazado muchas metas respaldada desde el hogar. “Mis hijos son el motor de mi vida. María Paula y Julián David, son los que día a día llevan a salir adelante a una madre como yo”.

Hombres y mujeres, niños y adultos, que han sufrido por el conflicto la hacen pensar en que el futuro de Colombia, en general, y de El Catatumbo, en particular, tiene que cambiar. “Esos abuelos que han vivido y que han estado en este diario vivir, y los niños, son los que les darán la vuelta a Colombia y a Norte de Santander”.

En su cabeza ronda una idea y la expone con seguridad: si todos se lo proponen, si la institucionalidad se une y si los ciudadanos de bien se unen, cambiará el conflicto, ese conflicto que en un momento pasado le amargó los días y le dejó recuerdos duros.

La Unidad de Consolidación la mantiene satisfecha, porque uno de los asuntos principales del programa es la participación ciudadana. Es permitir que los pobladores manejen los recursos y el Estado sepa en qué se invierte el dinero. El darles la oportunidad a los hombres de las veredas para que se sientan proyectados y motivados la hace feliz. “Ser gerente de la Unidad de Consolidación en El Catatumbo no es fácil. Hay presiones, hay molestias”.

No dejó en claro de dónde proceden esos acosos y de qué cuantía son. Tampoco reveló quiénes son los protagonistas de ese fastidio cotidiano que no la deja actuar con libertad. Ni mencionó qué le produce incomodidad. Solo repitió “hay presiones, hay molestias”. Y el eco quedó en el ambiente.

El discurso de la directora es claro y repite que consiste en darles participación a los alcaldes y a los ciudadanos. El programa, con el tiempo, desaparecerá, por eso hay que darles importancia a las comunidades y decirles que los recursos que les llegan son gestionados por los alcaldes, no por el programa. “Los aplausos no serán para Consolidación, sino para los alcaldes”.

Bajó los ojos, entrelazó las manos y concluyó la exposición. El vidrio del escritorio refleja su fina figura. Descendió por las escaleras con cuidado, los tacones altos podrían hacerla tropezar. Los hombres la siguen a prudente distancia para no afanarla. Así es  Blanca Yamile Rojas Estupiñán, también víctima del conflicto armado que azota a los colombianos.

RAFAEL ANTONIO PABÓN

rafaelpabon58@hotmail.com

 

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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