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Para llegar al sepulcro la travesía es dura. “El camino para llegar a la Catedral es lejos. Las filas son largas”. Al final, la espera vale la pena. / Foto: Álbum personal

CUCUTEÑOS POR EL MUNDO. En mi mente veía a Jesús: Teresa

CÚCUTA.- El itinerario propuesto en el tiquete aéreo relacionaba como destinos Tel Aviv, Jaffa, Cesarea, Haifa, Acre, Galilea, Nazaret, Tiberiades, Valle del Jordán, Beit Shean, Jerusalén, Belén y Estambul.

En cada ciudad hay lugares y monumentos santos que no pueden arañarse en procura de tomar un pedazo como recuerdo. Las ventanas de vidrio separan las reliquias de la imprudencia humana. No tocar ni tomar fotografías es una orden que debe acatarse al pie de la letra.

Teresa vivió su juventud en una comunidad religiosa, optó por graduarse como licenciada en filosofía y teología, compartió largos años como educadora, hasta cuando tomó la decisión de colgar los hábitos. Todo transcurrió en El Poblado (Antioquia) a pesar de haber nacido en Mutiscua (Norte de Santander).

En esas décadas de vida la perseguía la idea de ir algún día a Tierra Santa para confrontar los textos bíblicos con la realidad. En septiembre pasado se le cumplió el sueño y viajó 18 horas desde Bogotá hasta Estambul para luego hacer el recorrido por los lugares que marcaron la vida de Jesús.

La primera experiencia la vivió en Tel Aviv, donde la sorprendió no ver animales callejeros ni seres humanos abandonados. “No se ve miseria, como aquí”.

En el viaje la incertidumbre es constante, porque el guía en cualquier momento puede recibir una llamada que recomienda no seguir adelante y deben retroceder.

En Jerusalén conoció la casa de María. “Son unas lajas grandes, montadas una sobre otra”. En otra cueva, en seguida, vivían Joaquín y Ana, los suegros de José. “Uno siente impresión. En mi mente veía a Jesús, con la bata larga y el bastón”. También estuvo cerca de la vivienda de Pedro, el pescador.

Por otra ruta llegaron al Monte de los Olivos, al Monte Carmelo y al Tabor. “La gente se emociona, se arrodilla”. En Belén se ve la cuevita en piedra donde nació Jesús. Hay figuras como en los pesebres occidentales. En el vía crucis el comercio lo tiene absorbido. “No hay devoción”.

Para llegar al sepulcro la travesía es dura. “El camino para llegar a la Catedral donde es lejos. Las filas son largas”. Al final, la espera vale la pena, porque al llegar al lugar pueden verse las piedras del sepulcro. “Dan ganas de llorar, al ver que uno pudo estar ahí”. Aprovechó la ocasión para bañarse en el Mar Muerto, con barro medicinal. “Póngale fe”.

Valió la pena inversión, porque el viaje fue “un aprendizaje. Entendí bien que la Biblia es un libro didáctico”.

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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