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CÚCUTA.- Hace 22 años me cambió la vida. Ese día me propuse ir por mis sueños, y mis sueños eran ser narrador de ciclismo. Me crié en una familia ciclística, mi tío ha sido competidor en los juegos olímpicos. A pesar de ser (Argentina) un país futbolero a morir, soy hincha de Boca Juniors, me gusta mucho el fútbol, los domingos queríamos ver ciclismo.
El día que me enamoré del ciclismo tendría unos 10 años. Estábamos en la camioneta, éramos auxiliares de mi tío. Mi mamá me dijo “tomá y cortá la manzana y la banana, cuando tu tío te diga que tiene sed le das manzana y cuando tenga hambre le das banana”. Me acuerdo como si fuera hoy. Era una carrera de barrio, chiquitita, ni siquiera recuerdo el nombre de la carrera. En ese momento empecé a hacer parte del ciclismo. Dije, mi tío ganó gracias a que le di la manzana y la banana.
Luego, mi tío me llevó al circuito, cerca a mi casa y que lleva el nombre de mi abuelo, dirigente del ciclismo en Argentina. Aunque no lo crean, hay ciclismo en Argentina. Ahí vino el gran problema de mi vida. Quería ser como mi tío. En el circuito de 450 metros, me cambié, me puse las calzas, me daba vergüenza, pero pasé el primer sinsabor, todos estaban iguales y nadie se burló de mí. Subí a la bicicleta y me dijeron sumate al pelotón que quieras, y das unas vueltas para entrar en calor.
El problema fue intentar sumarme al primer pelotón. Jugaba al fútbol y no me iba mal, jugaba al tenis y me salía más o menos bien, y en el ciclismo, por qué no me va a salir bien. Acelero y cuando me quiero unir al primer pelotón, pasó. Viene el segundo y me tiro, y enganché la rueda trasera. Cuando me tocó tirar, literalmente me encontré una pared, pude tirar cinco metros y cuando quise ponerme a rueda del último no tuve fuerza y me abrí. Así pasó mi entrada en calor.
Ese día fue mi debut y despedida en el ciclismo, arriba de la bicicleta. Empecé a alentar a mis primos, a llevar las estadísticas a mis tíos, hermanos y amigos, y dije nunca más voy a subir en la bicicleta, porque el ciclismo de verdad es para superhéroes, y yo no soy uno de ellos. El ciclismo fue el amor de mi vida, pero no como quise. Ahora, Valverde sería de mi categoría, pero no es mi caso.
Cuando me preguntan ‘¿cómo te definís?’ digo, como un ciclista frustrado. Enseguida me di cuenta de que no fue tan frustrante, en las cinco primeras vueltas me di cuenta de que no iba a ser ciclista. Hoy de mi familia, todos ciclistas, soy el único que vivo del ciclismo, porque supe acomodarme.
Desde chiquito me gustó ser periodista, nunca pensé que iba a estar en la televisión, la escritura fue lo mío, siempre vinculada con el ciclismo. Tengo la suerte de ser periodista, gracias al ciclismo. Cuando decido tomar la carrera periodística entré a estudiar y a los cuatro meses se abre una pasantía en una agencia de noticias. Seleccionaron a los 10 que mejor escribían, estaba justo en el límite, en el 10, con 19 años. Me llevan a la prueba. Nos juntan para hablar con el director. Cuando me toca el turno, Ernesto Muñiz, me dijo:
- ¿Cómo es tu nombre?
- Mario Sábato.
- ¿De qué te gusta escribir?
- De ciclismo.
Soltó la carcajada y volvió a preguntar:
- ¿De qué te gusta escribir?
- De ciclismo
Llamó al segundo en la agencia:
- Vení. Escuchá a este pibe que es de lo más loco. Decile de qué te gusta escribir.
- De ciclismo.
- ¿Sos capaz de escribir una nota de ciclismo todos los días?
- Por supuesto que sí.
- ¿Qué otro deporte te gusta?
- El béisbol.
- ¿De qué equipo sos hincha?
- De los Yanquis de Nueva York.
El tipo, no creyéndome, me dijo “vamos a hacer una cosa. Si me decís la novena completa de los Yanquis, te dejo elegir un franco”. Yo era fanático y veía todos los partidos. Mi primer día de trabajo franco que conseguí fue en domingo. A los tres meses, los nueve chicos que entraron conmigo les dieron un papel en el que decía que habían trabajado en la agencia Telam. Cuando fui a recibir el mío me dijeron no, tenés que hablar con X. Cuando llegué me dijo tenés que firmar acá, este es el primer contrato. Gracias al ciclismo pude trabajar en el medio y empezar con 19 años mi deporte.
Siempre digo que los sueños se hacen realidad. A todos, el tren de la vida nos pasa algún día y hay que tener la valija lista y subirse. Esa valija debe estar llena de esfuerzo, dedicación y salud. Si se le suma pasión, el sueño se va a cumplir. Esa es mi filosofía de vida y trato de llevarla adelante.
Cuando tuve la suerte de entrar a ESPN, en el 2009, para el tour de San Luis, era el único narrador de ciclismo en Argentina. El jefe me dijo “andá cortate el pelo y volvés”. Fui a una peluquería, a una cuadra, y volví. Segundo que me dijeron, “olvidate que esto es Argentina, esto es Latinoamérica”.
Hasta la carrera de Mariana Pajón, en los Olímpicos, narraba estilo ESPN, estilo plano, serio. Cuando veo que va a ganar se me explota el cerebro y empezaron los gritos, rompo los micrófonos. Mi hermano que es productor, cuando termina Mariana y estoy festejando, me envía un mensaje de texto: “Hermano, la cagaste”. Cuando miré el mensaje, en medio de la euforia, pensé: ‘la cagué’.
Mi jefe me llamó y me dijo: “¿Qué carajos hicistes, boludo? Hemos tenido que repetir ocho veces. De ahora en adelante gritá todo lo que quieras. Todo mundo quiere escucharlo, y quiere saber quién ese argentino que grita como loco”. A partir de ese momento me dijeron, “hacé lo que quieras”.
Cuando hay un latinoamericano adelante se me trasforma el cerebro y no me puedo contener. Si veo el ciclismo sin presencia latinoamericana me relajo, pero cuando hay un latinoamericano me vuelvo loco. El video más visto en la historia de ESPN.com es el de cuando Mariana Pajón sale campeona el año pasado.
RAFAEL ANTONIO PABÓN
