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Combinar el estado del tiempo con la acción de los trabajadores, no fue más que una obra del santo patrono de nuestra ciudad. ¡Claro! San José tomó su varita para indicarnos el camino para seguir, pues él, conocedor de las no muy buenas intenciones de la ministra de Educación, salió a la ventana de una nube y al ver que el alto gobierno continúa burlando la bondad de los trabajadores, se dispuso por mandato Divino ordenarle a los gases condensados que iniciaran su camino hacia la tierra para que cobijada por los fuertes aguaceros, los gobernantes se dieran cuenta de lo molesto que se encuentra ante tanto atropello.
Seguramente, desde su celestial estancia, instó a los maestros que se nos adelantaron en el camino de la eternidad para conformar con ellos las filas de protesta, entonando consignas al Padre Eterno para que les dé un poquito de inteligencia a estos gobernantes, pues solo han pensado en la entrega de nuestra soberanía a quienes intentan apoderarse de las riquezas con las que premió a esta hermosa tierra.
Mientras esto allí acontecía, acá en la tierra de Juana Rangel, con fuerza motilona, los maestros salían a las calles anegadas por la lluvia y con coherencia en su accionar interpretaban las notas del inconformismo, en coros que parecían recordar los conciertos de justicia que desde viejas décadas ha debido ejecutar la orquesta de la democracia, pero que con directores que desconocen la batuta de la equidad, la inclusión y el pentagrama de la igualdad social, sus notas suenan discordantes y se convierten en un ruido infernal que deja aturdidos a los colombianos.
Pero si desde acá se desarrollaba la rechifla por este remedo de buen gobierno al disonar las notas del cinismo gubernamental, en la ciudad de Gonzalo Jiménez y en las demás capitales, los educadores sintonizaban la radio nacional de la protesta para encadenarse a la trasmisión de los hechos y hacer que la sociedad colombiana despertara a la realidad y con ojos de escultor empezara a diseñar el país que sueñan las nuevas generaciones. Un país de igualdades y justicias en el que la corrupción y el oportunismo sean erradicados con sonatas similares a las de Chopin o Mozart, para que la musicalidad de la convivencia sea sustentada con las bases del respeto y la dignidad por el pueblo.
Todos los actores de la protesta de San José, olvidaron que las gotas del chubasco humedecían sus ropas y sus cuerpos, y enrolados en su tarea de conciencia, permitieron que a flote saliera el frenesí de protagonistas de la realidad, para con su excelente vivencia dar un mensaje al país diciéndoles a estos equivocados ejecutores de la parodia de gobierno, que Colombia no puede continuar dormida en la falaz promesa de convertir al país en uno de los más educados, cuando sus niños y jóvenes son excluidos de los beneficios sociales y sus maestros tratados como ciudadanos de tercera categoría.
Por lo acontecido hasta hoy en el llamado templo de la democracia con la actuación de los mediocres intérpretes de las melodías de la libertad y de los fundamentos de la República, continuarán los aguaceros de protestas y aunque la ropa se nos moje, no se nos humedecerá el corazón pues continuaremos luchando para que en el set de los ganadores no nos premien con los Grammy, sino que San José siga de nuestro lado y con órdenes como las del 19 de marzo, entendamos que una patria como la nuestra crecerá, en la medida en que los gobernantes comprendan lo importante que es aprender a leer las necesidades de un pueblo y le den correcta lectura a las partituras de la realidad social.
Adenda: “La sinfonía se hace música, solo cuando el intérprete de la partitura la vive como si fuera suya. Así la democracia se hace realidad, sólo cuando sus gobernantes entiendan que la patria que gobiernan no es sólo para ellos, pues hay millones de ciudadanos que esperan justicia”.
FERNANDO CAÑAS CAMARGO
Editorial Tiza y Tablero
Foto: ESPECIAL PARA www.contraluzcucuta.co
