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Charla con… Gonzalo Jiménez de Quesada. Conquistador y cronista

Esta es una buena ocasión para recordar a Gonzalo Jiménez de Quesada, hombre que desde los libros de historia se mete en la mente de los colombianos para nunca más salir. Encontrarlo no es difícil, basta con abrir en Google cualquiera de las miles de miles de páginas dedicadas al conquistador y de ahí en adelante tener paciencia para escoger la ideal.

Gracias, colega por aceptar esta invitación de la revista para recordar un poco de su vida, su historia y su paso por este mundo.

Muy amables ustedes. Y verdad, fui cronista de indias. Ahora hay otro grupo con ese nombre y lo hacen bien. También hay un movimiento llamado ‘Periodismo Gonzo’, pero no creo que sea en mi honor.

¿Ciudad y fecha de nacimiento?

Granada (España), en 1509. Morí por allá en Mariquita (Colombia), en 1579.

¿Cómo le gusta que lo recuerden?

Como conquistador y cronista, descubridor del reino de Nueva Granada y fundador de Santa Fe de Bogotá.

Su nombre se abre paso entre otras figuras de la época…

Sí, por ahí aparecen Cristóbal Colón, Hernán Cortés y Francisco Pizarro. La competencia es buena.

¿Cómo se compara con esos hombres?

Mis conquistas y el esfuerzo hice fueron parejos, si no superiores, a los de esos protagonistas de la colonización. Aunque mis logros se producen de forma tardía y resultan menos espectaculares.

¿Cómo comenzó su carrera militar?

Los historiadores no tienen duda de mi estancia en Italia como soldado hasta 1530. En esa fecha regresé a España y comencé la carrera jurídica en Granada.

¿Cómo terminó los estudios?

Con gran brillantez recibí el título de licenciado.

Pero tuvo más fama como combatiente veterano…

El estudio y ese buen nombre con el uniforme se convirtieron en las llaves que me abrieron las puertas de la Real Cancillería de Granada. Ocupé un puesto de letrado que acabó por catapultarme al otro lado del océano.

¿Quién lo trajo por aquí?

Pedro Fernández de Lugo me designó para el cargo de justicia mayor y teniente general de la expedición que vino a la que hoy es Santa Marta.

¿Qué recuerda de esa travesía?

La emprendimos de inmediato y en 1536 me encontraba en el Nuevo Mundo.

 

¿Cuál fue la primera misión que le encomendaron?

Las intentonas que desde la costa se habían emprendido en busca de ricas tierras  habían fracasado. Fernández de Lugo me encomendó esa misión. Remonté el río Magdalena, exploré los valles de y en 1537 alcancé las llanuras de la meseta de Cundinamarca, en el centro de Colombia.

¿Y cómo le fue en el cumplimiento de esa tarea?

Hostias. Afronté numerosos peligros, plagas tropicales, legiones de mosquitos y ataques de indígenas provistos de flechas envenenadas, y superé una barrera geográfica hasta entonces infranqueable, la formada por la cadena de los Andes septentrionales.

¿Qué encontró? 

La civilización artesana y agrícola de los chibchas o muiscas, a los que sometí sin derramamiento de sangre, sirviéndome más de la razón que de la espada.

¿Se valió de algún signo para convencer a los indígenas?

Sí, claro. La cruz era un signo sagrado para los nativos, que, como en otros sitios, consideraron a los recién llegados hijos del Sol, dios al que veneraban.

¿Cuál fue su primer gran logro?

El 5 de agosto de 1538, fundé a Santa Fe de Bogotá, que después se convirtió en la capital del reino de Nueva Granada.

¿Por esta gesta conquistadora ganó algún reconocimiento?

En mayo de 1547, recibí como recompensa el nombramiento honorífico de ‘Mariscal del reino de Nueva Granada’

¿Cuándo regresó a Santa Fe de Bogotá?

En 1550, y emprendí una expedición por los Llanos orientales en busca de los tesoros de El Dorado. Eso fue un fracaso. Las riberas del impetuoso Orinoco fueron superiores a mis menguadas fuerzas. Por eso, viejo, enfermo y arruinado, me retiré en Suesca.

¿En qué momento escribió sus memorias?

Los últimos años de mi vida los dediqué a escribir una serie de obras de las cuales se ha perdido la mayor parte. No se conserva ni la Relación de la conquista del Nuevo Reino de Granada, ni el libro Ratos de Suesca, ni el Compendio historial de las conquistas del Nuevo Reino, en el que abordaba una historia completa de los primeros años de colonización. Por ahí se conserva el Antijovio, texto en el que narro los acontecimientos principales ocurridos en Europa en la primera mitad del siglo que me tocó vivir. La obra trata de demostrar la falsedad de las aseveraciones y relatos antiespañoles del cronista italiano Paolo Giovio, historiador de fortuna que gozó de cierto improcedente predicamento en la época.

¿Cómo murió, don Gonzalo?

La última hazaña de mi vida fue resistir durante cuatro largos años a un enemigo invencible: la lepra. Fue esa terrible enfermedad la que acabó con mi vida en 1579, días después de que dictara el testamento y pusiera en orden los numerosos papeles que habían brotado de mi pluma.

¿Cómo se portaron sus hombres en esos últimos momentos en la tierra?

Me rindieron honores de adelantado, pues consideraban que yo, y solo yo, había descubierto y conquistado las tierras de Nueva Granada.

Texto adaptado del publicado en Biografías y vidas

RAFAEL ANTONIO PABÓN

rafaelpabon58@hotmail.com

 

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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