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Jorge, el peluquero hacedor de pesebres

CÚCUTA.- La inclinación por las artesanías le nació a Jorge desde niño. Hoy, convertido en hombre, desarrolló las ideas y les dio vida a los pensamientos, apoyado en el internet. El viaje por la imaginación comenzó en febrero. En diciembre llegó al punto máximo y, seguro, seguirá de largo.

Frente a la casa materna, este estilista de profesión, instaló el taller. Contactó firmas de renombre, conformó la empresa que lo representa, compró los elementos que requiere para trabajar, buscó otros en la naturaleza y adaptó el espacio para tener libertad en el momento de crear.

Ingresar al lugar no es difícil sino de cuidado. En el piso está el mar, por donde navegan tres embarcaciones de vela. Acompañan el recorrido pequeñas canos cargadas con alimentos. Al frente y a los costados hay figuras de cartón, madera y otros materiales que recita con precisión.

La cocina quedó convertida en la segunda sala del taller. El mesón y el lavaplatos perdieron la esencia. Están adaptados para que reposen casas, árboles, hombres y mujeres a pie, niños en camello, ovejas en desorden y demás animales con dirección a la pared.

Los cuartos siguientes sirven de bodega. Ahí, en el perfecto desorden que solo Jorge entiende, hay recortes, cajas grandes, empaques, más animales, pedazos pequeñitos de madera, más figuras.

La inversión está a la vista y la recuperación se avizora con tranquilidad. Al dueño pareciera no importarle el dinero gastado. Pagó de contado lo que le exigieron y lo demás lo puso a cuotas. Es el sentido de la economía y de los negocios.

Meses atrás, Jorge decidió que combinaría el oficio que le ha valido de remoquete en el barrio, peluquero, con las manualidades. A fin de cuentas cortar cabello, ponerle tintura, borrar canas, esconder años y satisfacer a la clientela, también requiere de habilidades manuales.

De su condición de católico pensante y actuante tomó la inquietud por conocer desde el principio la vida de Jesús. Leyó en internet cuanto texto apareció con ese rótulo y aprendió la lección. Y como en las escrituras, al principio vio que lo que hacía era bueno y siguió adelante. Pasó un mes, luego otro y después otro, hasta completar el año.

Primero, elaboró palmeras, no cocotales. Después, pasó a concretar los sueños. De nuevo el vistazo a los autores y la comprobación con otros libros para no aprender con errorcillos. La formación lo maduró en octubre, cuando decidió que comenzaría ‘La Vitrina’. De la que debe desprenderse dentro de poco, porque un cliente se la compró.

     

‘La Vitrina’ es el pesebre enorme, con millares de figuras, que llena la sala de la vivienda más el garaje. Y lo llena de satisfacción por haberlo concluido. Las figuras van desde una jarra diminuta hasta las pirámides de Egipto. La leyenda comienza antes del nacimiento de Jesús y el recorrido contempla cada paso significativo en la vida del Niño Dios, hasta el inicio de la Pasión.

Los pastores, los mercaderes, los vendedores, las vasijas, la plaza de mercado, los oficios de la época están representados en este pesebre que sirve de paseo por la historia. El narrador se emociona y capta la atención de los visitantes. La idea es convencerlos de la importancia y del significado de la obra.

No hay situación olvidada. La anunciación es la primera escena. De ahí en adelante se reviven los textos bíblicos. La huida de la Sagrada Familia hacia Belén, el regreso para escapar de la orden de Herodes, la carpintería, los soldados al servicio del régimen romano, el palacio de Cleopatra y la cascada que baja desde la cúspide de Jerusalén.

Desarmarlo y entregarlo al comprador es, quizás, un ejercicio fácil para Jorge. La dificultad está en desprenderse de esa obra que le servirá como exhibidor para mostrar el talento y buscar nuevos clientes para los pesebres que pueden valer desde $ 7000 hasta $ 5,0 millones.

En la tienda de la esquina, el propietario luce sobre la nevera el pesebre personalizado que Jorge armó y le regaló. Las hijas, los hijos, la laboriosidad de la familia y el dueño de casa sentado, tranquilo, mientras recoge los frutos del esfuerzo de muchos años.

Otro trabajo en el que Jorge se ha comprometido es el armado del pesebre de la casa. Está a medias. La madre le sugirió montarlo a partir del 15 de diciembre, la sobrina le pidió que lo hiciera ahora. A una de las dos acatará. Por ahora, la preocupación está en la entrega de ‘La Vitrina’, que es un encargo para adornar en diciembre cualquiera de las casas cucuteñas.

RAFAEL ANTONIO PABÓN

rafaelpabon58@hotmail.com

      

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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Un comentario

  1. Me alegra mucho todo su proyecto, siempre ha tenido ese don de crear lindas obras, que Dios lo bendiga por revivir estas tradiciones.

    Desde Sincelejo- Sucre
    Su hermano Mauricio Pérez

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