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CÚCUTA.- Alexander, Francisco, Jorge, Luis y 2600 jóvenes más madrugaron, este martes, para llegar al coliseo Toto Hernández. Llevaron debajo del brazo, en bolsa o carpeta, el diploma de bachiller. Unos llegaron solos, otros se hicieron acompañar por el padre o la madre. El objetivo, definir la situación militar.
Del grupo, solo 123 serían escogidos como aptos para prestar el servicio. Se quedarán en Cúcuta, no saldrán de la ciudad, se dedicarán a la parte administrativa en el batallón de servicios y no tendrán nada qué ver con el orden público.
En el pasado, el coliseo se llenaba con los alumnos de colegios de Cúcuta, del Área Metropolitana y los procedentes de municipios cercanos a la capital de Norte de Santander. La algarabía era máxima, los nervios jugaban papel preponderante y las ansias por sacar la balota los hacía sudar.
Al llamado del oficial a cargo de la jornada, bajaban las gradas, recorrían la cancha y metían la mano en la bolsa en busca de la pelota que le marcara el destino para los próximos meses. Cada cual llevaba su ilusión. Unos, ansiosos por hacerse militares; otros, asustados por el compromiso, y los demás, quedarían aplazados para jornadas posteriores.
Ahora, la Toto está desocupada. Los muchachos se reúnen en cuatro pequeños grupos, escuchan instrucciones y caminan hacia donde los aguardan los encargados de decirles qué deben hacer en el mañana.
1.- Universitarios. Se les da la oportunidad de continuar los estudios sin interrupción. No quedan aplazados los bachilleres del 2010 hacia atrás. Los que postergan la vinculación al Ejército son los que apenas comienzan estudios superiores.
2.- Inhábiles. Las inhabilidades las declaran los médicos. Cuando tiene problemas físicos.
3.- Exentos por ley. Están por fuera de los seleccionables por ser padres o casados.
4.- Los aptos.
“A los muchachos les gusta la vida militar, los que ejercen presión son los padres”, dijo el capital Santiago Rivera, encargado de la jornada de reclutamiento en Cúcuta. “Por lo general el bachiller sabe que tiene que definir la situación y se presenta con prontitud”.
La selección se hace dependiendo de las exenciones, inhabilidades y de los estudios. “El servicio militar es algo que en la vida hay que cumplir. Hay que afrontarlo con alegría”.
A los escogidos los atienden bien en el batallón para que salgan con la mejor imagen de la institución. Formarán parte del primer contingente del 2012. Los que no pasen por cuestiones médicas, sicológicas o por situaciones especiales quedarán en libertad para adelantar los trámites directos y continuar con los estudios, el trabajo y lo que se requiere a la vida diaria.
La fila de jóvenes bordeó a la Toto. Pacientes esperaron el correr de las horas para definir la situación militar. Marcos, Julio, Pedro y José sonrieron al terminar el trámite. Tendrán otros días para alistar la ropa de levar al batallón o de completar los documentos para obtener la libreta de segunda categoría.
RAFAEL ANTONIO PABÓN
