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11 millones de matas de hoja de coca erradicadas en Norte de Santander

CÚCUTA.- Más de 1100 hectáreas de cultivos de hojas de coca han erradicado agentes de la Policía en Norte de Santander, en lo que ha trascurrido del 2012. El trabajo lo han cumplido en tres fases. En una hectárea hay, en promedio, 10.000 plantas.

La primera etapa comenzó en La Gabarra, vía a Tibú, y comprendió 604 hectáreas. La tarea no resultó fácil. En cumplimiento del deber tuvieron enfrentamientos con grupos subversivos que custodian los cultivos ilícitos en la zona de El Catatumbo con saldo negativo para la institución. Siete uniformados perdieron la vida.

La segunda fase comenzó en Sardinata, en San Miguel y Petrólea. También hubo inconvenientes con la guerrilla y murió otro agente. Allí, erradicaron 262 hectáreas. La tercera inició hace pocos días, en La Esperanza. Cada fase de erradicación se cumple en 90 días. Las 24 horas. La compañía (200 hombres) se interna y recibe órdenes permanentes.

Al comienzo, la población civil no apoya la erradicación. Los campesinos actúan amedrentados por la guerrilla y viven amenazados para que incurran en el cultivo y comercialización de la hoja de coca.

El coronel Fabio Misael Cristancho, coordinador de la dirección de carabineros de la Región 5 de la Policía, que comprende a Norte de Santander, Santander, Arauca y Magdalena Medio, estimó que la mayoría de labriegos trabaja con esta planta en esa región, a pesar de ser despensa agrícola para el resto del departamento.

“Desafortunadamente, los grupos subversivos han hecho que los campesinos se vuelquen a cultivar la hoja de coca”, aseguró el oficial, que lleva 20 meses en ejercicio de esta función para combatir el problema que perjudica la economía regional.

Los cultivos ilícitos jalonan otros delitos. Alrededor de la coca surgen narcotraficantes, bandas criminales, homicidios, hurto, entre otros hechos irregulares. Las bandas criminales adquieren armas, poder y dinero para engrosar las filas. “Esto lo único que nos trae es miseria y pobreza al departamento y al país”.

Los cultivadores, hombres y mujeres que cumplen largas jornadas al sol, son los que menos ganan en este negocio. “El campesino como tal no es mucho lo que gane”. La guerrilla y las bandas criminales ordenan el cultivo en determinado terreno, los labriegos son serviles de las organizaciones fuera de la ley.

Después del cultivo, cuando el producto está listo para sacarlo al mercado, le dan cualquier cantidad irrisoria al productor. En otras oportunidades, le pagan con amenazas y desplazamiento de la tierra.

La falta de trabajo en el campo no es la constante para ocuparse en este oficio ilícito. Es más por la intimidación que la población toma este camino y se queda. Los subversivos les dicen que si salen del terruño y si no trabajan en ese campo los asesinarán o secuestrarán.

PROCESO DE ERRADICACIÓN

La avanzada la inicia el grupo de agentes que detectan los explosivos. En ocasiones, en cultivos de no más de una hectárea han encontrado hasta seis artefactos. “Es peligroso para nuestros erradicadores”.

En primera línea van los técnicos, acompañados de caninos, para hacer el barrido del área y permitir el avance de la tropa. Así evitan que caigan en los campos minados. Después, avanzan los encargados de arrancar la hoja de coca. Luego, se hace la fumigación para evitar que al alejarse la fuerza pública los dueños de los cultivos lleguen a hacer el raspado de la mata.

Posteriormente, el equipo de la Policía Judicial hace el arqueo de cada hectárea, busca al propietario del predio y envía la información a la Fiscalía General de la Nación para iniciar el proceso de extinción de dominio por fomentar y permitir el cultivo ilícito.

La mayoría de los predios pertenece a la guerrilla, porque ha desplazado a los dueños naturales. Para evitar que los terrenos limpiados de matas de hoja de coca vuelvan a ser utilizados para esos cultivos los técnicos agropecuarios verifican qué planta pueden recomendar. En El Catatumbo impulsan el cacao por las características de la tierra.

El proceso de erradicación lo cumplen compañías. En El Catatumbo actúan cuatro compañías, que suman 800 hombres. “Son suficientes. Desafortunadamente, el peor enemigo que tenemos es la utilización de los explosivos”.

El trabajo de erradicación va de la mano con el Gobierno para ayudar a los campesinos para que dejen de cultivar esa mata y que la suplanten con proyectos productivos con ayuda de los técnicos agropecuarios de la Policía, en especial de la División de Carabineros.

“Nosotros tenemos que limpiar todo el territorio y para eso estamos y esa es la misión”. Misión que cumplen a pesar de la pérdida de miembros de la institución. Es una orden constitucional y “cada hombre está encaminado a cumplirla y lo hacemos con valor y sacrificio”.

RAFAEL ANTONIO PABON

rafaelpabon58@hotmail.com

Nota publicada en la edición 11 del periódico El Faro

 

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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