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CÚCUTA.- El sonido de bombos, redoblantes y trompetas marcan el inicio a la marcha de paz, homenaje a los Lanceros que batallaron por la república hasta triunfar y morir por la soberanía. La historia ocurrió el 7 agosto de 1819, en el cruce del río Teatinos.
Simón, lleva un vaso de guarapo en la mano derecha y un megáfono en la izquierda. El gran Bolívar engalana con su presencia el árbol protegido por el ejército de guardianes de esta época.
El Libertador alzó la voz de nuevo, porque un día como hoy, pero hace 199 años, se sublevó contra el yugo español. La batalla liderada en Boyacá repercutió a lo largo de la historia como la campaña de 78 días. Comenzó en suelo venezolano y se prolongó hasta inmediaciones de Tunja, en donde consiguió la deseada independencia del Virreinato de España
Dos mil ochocientos cincuenta hombres y mujeres combatieron contra las tropas realistas del brigadier José María Barreiro. Los más de 2300 infantes, 350 en caballería y 20 artilleros, no soportaron el ataque que Bolívar lideró junto a los generales Santander y Anzoátegui.
La jornada cultural y ambiental a cargo de varios colectivos artísticos de Cúcuta se caracterizó por la integración y la solidaridad, para la contribución de la comunidad, el tejido histórico y la apropiación y empoderamiento de nuevos espacios.
Música, baile, poesía, cuentearía, malabares, juegos tradicionales (trompo) y otros no tan tradicionales (fútbol romano), hicieron parte de las actividades que se desarrollaron a lo largo del día. “Una fecha especial, que tenía que estar cargada de emociones y sentimientos encontrados”, dijo Rolxer Cerón, promotor artístico y líder de la propuesta.
Todo empezó con el llamado del espacio. El árbol, a lo lejos, gritaba, pero solo lo escuchaban los visitantes repletos de jeringas y excremento. Muchos jóvenes de la región se encuentran al borde del colapso, las oportunidades son nulas en algunos casos y las necesidades van en aumento.
La situación de la frontera es la principal razón para contrastar con arte las brechas sociales que se distinguen en cualquier rincón de la ciudad. Al principio, solo eran dos guardianes; hoy, después de ocho jornadas de limpieza, son más de 50. Todos con disposición y aprecio por la pacha mamá y como dicen los amigos de Diástole, “rescatemos a mi tierra” y ponerle pecho a lo importante, sembrando una semilla simbólica en el pensamiento de los que participan.
El arte genera vanguardia en Cúcuta y el enfoque ecológico cada día tiene más acogida en la cultura ciudadana. Las propuestas son apoyadas por el voluntariado y la espontaneidad de la creatividad individual y colectiva.
Esta primera edición culminó con la mezcla de experiencias vividas a lo largo de ocho sábados de trabajo arduo, cargada de retos y formación ecológica. La idea queda vigente, se espera tener la segunda jornada de rescate de espacios y conseguir más guardianes que estén dispuestos, como Bolívar y sus generales, a morir por el triunfo.
Agradecimientos:
A Taller de Títeres de Colombia, Destro Arte, Eco Cultura, Corpomudarte, Diástole, Neche, PK recreación, Mafer Cotamo música y a los artistas que participaron.
RUBEN AGUDELO
