Inicio / Destacado Barra / FÚTBOL DE SEGUNDA. Cúcuta Deportivo empató entre la alegría y la tristeza
En el minuto 61, Jonathan Agudelo cobró mal el penal y el portero rival atajó la posibilidad de aumentar el marcador. Eso tiene tristes a algunos hinchas, porque el partido estaba para ganarse. Los demás creen que el marcador fue bueno (1-1). / Foto: www.contraluzcucuta.co

FÚTBOL DE SEGUNDA. Cúcuta Deportivo empató entre la alegría y la tristeza

CÚCUTA.- Los aficionados que piensan en positivo creen que, ayer, el Cúcuta Deportivo sumó un punto en la carrera por ascender a la primera división del fútbol profesional colombiano. Los mal pensados estiman que el cuadro rojinegro dejó escapar dos puntos que lo hubieran consolidado en la tabla general y en la reclasificación.

Los dos grupos tienen razón. Los que consideran que el empate fue bueno salieron del General Santander con una delgada sonrisa de satisfacción. Despidieron a los jugadores con aplausos y entre las promesas está comprar la nueva camiseta del once local. Además, perdonaron a Lucas Pusineri por no haber efectuado los tres cambios a tiempo.

Los que enjuician al equipo por el 1-1, se retiraron del estadio con una mueca en señal de disgusto. Quizás esperen los siguientes resultados para volver a fútbol y no tienen entre los mejores de la cancha a Jonathan Agudelo por haber desperdiciado el penalti con el que hubiera cobrado los tres puntos. Tampoco son de los que piensan que así es este deporte.

Los que regresaron a casa confiados en que ‘las cargas se componen en el camino’ mostraron recato en los comentarios. Palabras suaves sirvieron para calificar la actuación de los motilones y quieren conservar en la mente esos largos minutos en los que el marcador era favorable por el tanto del defensa centro Jhonny Mostasilla.

Los que volvieron al hogar amargados porque no se cumplió la meta de ganar en casa, mientras caminaban en busca del transporte, maldijeron y expulsaron groserías contra titulares y suplentes por desperdiciar una oportunidad para mostrar las intenciones de ser campeones y estar, en el 2019, en la A.

Así, cada cual vio el partido desde la óptica que le conviene y para todos hubo momentos de alegría y de tristeza.

A la salida del equipo para el comienzo del encuentro, los aficionados sintieron alegría al ver el nuevo uniforme, rojo y negro, como es la tradición. Pero sintieron tristeza por el diseño, alejado de los acostumbrados. Solo es cuestión de gustos.

Al ver la titular sintieron alegría porque el tan anhelado goleador estaría desde el primer minuto. Agudelo sería de la partida y eso daba garantías para el triunfo. En el minuto 61 sintieron tristeza, porque el futbolista no aprovechó la pena máxima, la cobró suave y el portero rival detuvo el disparo. Quizás deba quedarse después de los entrenamientos, en sesión especial, con el preparador de delanteros.

Tener en la cancha a un jugador de la calidad de Cristian Álvarez da alegría, por el conocimiento, el manejo del balón, el toque al vacío, la inteligencia para armar el juego. Pero da tristeza verlo egoísta, enredado por entre los rivales, impotente para salir del encierro que le arman. Un toque bastaría para avanzar en la cancha y llegar a la portería contraria.

El listado entregado por la oficina de prensa daba cuenta de siete suplentes, y eso da alegría, porque se nota que el equipo está completo y listo para dar la pelea en el campo. Pero da tristeza ver que los minutos corren y Pusineri no se afana por hacer cambios, a pesar de que el técnico visitante le mete los tres reglamentarios y oxigena el equipo. Una mirada a la zona de calentamiento, Lucas, puede darle una idea para mover a sus muchachos.

Los jóvenes de la Banda del Indio se mantienen incondicionales con el club. Bailan, cantan y vitorean al cuadro de sus amores. Eso da inmensa alegría. Pero entristece escuchar los cánticos de hace décadas, los mismos estribillos para madrear a los futbolistas y aquellas estrofas que pocos, en las demás tribunas, entonan como antaño. Hay que buscar otras composiciones a ver si así se animan los jugadores, cambian de actitud y no hay que recordarles que deben poner ‘huevos’ para ganar partidos.

Especialistas y neófitos alegan por el relevo generacional en las tribunas y defienden el ingreso de niños al estadio. Dicen, de esta manera los pequeños se apasionan por el fútbol y en el mañana llenarán los graderíos. Y eso da alegría. Pero da tristeza que un papá llevé al bebé de escasos meses de vida al General Santander. Seguro, ninguno de los dos vio cómo Fortaleza se llevó un punto desde Cúcuta.

La pasión por el balompié no tiene género. No hay nada mejor que ver mujeres bonitas, elegantes, maquilladas, con la camiseta rojinegra. El regreso de las damas a los graderíos da alegría. La tristeza aparece, seguida de envidia, porque están acompañadas. Mirarlas sería atentar contra uno de los mandamientos, más en época de cuaresma.

Las porristas se preparan para animar el espectáculo. Estudian y trabajan duro en las coreografías para mostrarles lo mejor a los aficionados. Esos ejercicios despiertan alegría, porque cambian el ambiente. Pero da tristeza que mientras las muchachas cumplen con los ejercicios los asistentes pasan distraídos y no valoran ese esfuerzo. Seguro, no cuesta nada seguir los movimientos de las chicas y luego aplaudirlas.

Los aficionados que creen que el Cúcuta ganó un punto, entre los comentarios en casa, trabajo y reunión con amigos hablarán de este asunto con alegría y nobrarán uno a uno los nuevos ídolos motilones. Los demás, se referirán al hecho con tristeza y angustia, porque el torneo avanza y el once rojinegro comienza a ceder los puntos que al final de la temporada harán falta para salta a la máxima categoría.

Una alegría inmensa es escribir sobre fútbol. Y una tristeza grande es encontrar notas que no digan nada del partido.

RAFAEL ANTONIO PABÓN

rafaelpabon58@hotmail.com

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

Podría Interesarle

PLAN DIOCESANO DE PASTORAL. Las parroquias no son centros de asistencia caritativa

SAN CRISTÓBAL – Venezuela.- El Plan Diocesano de Pastoral ‘Parroquia Participativa, Comunidad de Comunidades’ es …

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.