1.- Nunca se había captado tanta deliberación y diversidad de enfoques sobre las características, condiciones y opciones que registran los candidatos a la presidencia de la República, como en esta oportunidad. Y, también pocas veces, las candidaturas al Senado y a la Cámara de Representantes experimentan tanta pasividad organizacional y de divulgación de los planteamientos, como en esta ocasión.
Creo que la mayor ausencia y la provocación de estos hechos y fenómenos electorales obedece –en el caso de nuestro país – al deterioro, ausencia programática y carencia de presencia y representatividad de los partidos tradicionales – Liberal y Conservador – ante la irrupción de grupos y núcleos cuya ideología y vivencia programática, dependen más del grado de aceptación y penetración de los candidatos, sometidos a la consideración pública, que al examen y análisis de la verdadera y auténtica realidad socioeconómica y política que vive y experimenta Colombia, como lo sintetiza y demuestra el pulsar lo que acontece en zonas y regiones fronterizas, que representan el 53 % de la faja territorial nacional.
2.- Se podrá indicar que en estas áreas el porcentaje de población comparado con el nacional reduce esa apreciación a unos montos o registros de fácil ubicación y manejo. Infortunadamente, ese alegato no valora, ni tiene en cuenta que las zonas fronterizas, por su distanciamiento y carencia de apropiadas interconexiones y servicios, son las más marginales y abandonadas, pero en donde también están las perspectivas agrícolas, ganaderas y mineras para impulsar el desarrollo nacional y el mejor aprovechamiento de ventajas comparativas y productos que no se han utilizado ni proyectado cabalmente, como lo precisan y ameritan una evaluación y una valoración de posibilidades para los requerimientos nacionales, el proceso de integración bilateral con los países vecinos y el abierto e importante panorama internacional.
Observar y captar que ningún partido político ha priorizado y definido acciones precisas para el desarrollo de las zonas fronterizas y que los aspirantes a Senado y Cámara, igualmente, son parcos o no concretan lo que harían con la periferia nacional y con la suerte de sus pobladores, genera un vacío que ojalá sea captado y superado pronto y todavía, en la actual jornada electoral, pueda atenderse y proyectarse integralmente, es el deseo franco y directo, de quienes viven en estos confines y áreas perimetrales de Colombia y que ansían un empujón hacia el progreso, mediante una coordinación de esfuerzos enmarcados en incentivos, estímulos y mecanismos que con investigación, innovación y capacitación, especialmente centralizadas en las universidades y centros docentes y formativos que se auxilien y establezcan, permitan que sus peticiones y reclamos tengan las respuestas oportunas y prontas que anhelan y esperan.
3.- ¿Será posible que aún haya tiempo para ese giro a nivel de los partidos y de los candidatos a la presidencia y al Senado y Cámara de Representantes, para trasformar positivamente a Colombia y otorgarle la atención, fortaleza y unión que requieren las zonas fronterizas? ¿Por qué no entender este llamado como una proclama de las zonas y regiones de frontera a dirigentes y orientadores de campañas, para integrar y poner en marcha una nación activa y moderna y en procura de una noción universal de desarrollo, con todos los que habitan el planeta? ¿Tendrán las zonas de frontera el apoyo, respaldo y comprensión que necesitan? Confiemos en la reacción trasformadora, de quienes luchan y perseveran por una Colombia más progresista y futurista. Además, el momento es ahora propicio y sin excepciones políticas.
JOSE NEIRA REY