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CÚCUTA.- Fenalco advirtió acerca de la creación ilegal del mercado público en la avenida 5, entre las calles 7 y 4. Los vendedores de productos perecederos tomaron la calzada para ofrecer panela, plátano verde y maduro, huevos, hierbas, verduras, yuca y aguacates.
Desde tempranas horas aparecen las carretas en la vía y despierta el agite. Los gritos de los informales se confunden con el sonar de los pitos de los vehículos. Los transeúntes deben escoger entre esquivar taxis, camionetas, automóviles y camiones, o chocarse con las zorras cargadas de alimentos.
La Federación de Comerciantes recordó que los cucuteños, dos décadas atrás, estaban acostumbrados a escuchar acerca de la existencia de La Sexta. La presencia de los vendedores “poco a poco se fue saliendo de las manos de los alcaldes”, señala el comunicado de la entidad gremial.
La solución al problema, que había tomado una imagen de desorden y caos en el corazón de Cúcuta, llegó con la construcción de la Central de Abastos (Cenabastos). Una “respuesta a la necesidad de ordenar el centro de la ciudad, pero también de ofrecer unas condiciones más dignas para quienes en ese momento ocupaban la arteria vial (avenida 6)”.
Convencer a los vendedores estacionarios y ambulantes de salir hacia Cenabastos “se convirtió en todo un reto para las autoridades” municipales. La batalla, poco a poco, la ganó la legalidad. Desde el Palacio Municipal se ofrecieron incentivos y se alcanzó el despeje. El crecimiento de las ventas obligó a construir la segunda parte del proyecto, La Nueva Sexta.
De esta manera se fortaleció el centro de acopio de víveres, hasta donde llegan tenderos, mayoristas y minoristas, para abastecerse de productos provenientes de diversos lugares de Norte de Santander.
“Hoy, el panorama de la Sexta se extiende a la Avenida Quinta, hasta el punto que la movilidad en ese sector se hace compleja”. La arteria vial descongestiona el centro cucuteño, conecta con el Canal Bogotá y permite el tránsito hacia el norte de la ciudad. “Pasar por allí en horas pico es absolutamente desgastante. Las carretas se toman parte de la vía mostrando un panorama poco alentador donde reinan el caos y la ley del más fuerte”.
La administración municipal tiene entre los propósitos de gestión intervenir el lugar ante el temor que las ventas “suban al corazón de la ciudad, que es necesario preservar”.
Fenalco ha insistido ante los gobiernos locales acerca de la urgencia de “ordenar y controlar el aumento desmedido de esas ventas que, independientemente del trasfondo de informalidad y de pocas oportunidades de trabajo para muchas personas, no es menos cierto que se ha mantenido una política un tanto permisiva y esto hace que cada día lleguen más vendedores a ocupar el espacio público”.
