JUAN FRÍO – Villa del Rosario.- El libro del Éxodo define al maná como el pan enviado por Dios a los israelitas, durante los 40 años que deambularon por el desierto. Sin proponerse un fin religioso, sino por coincidencia, Wendy Lesly Sampayo bautizó su emprendimiento como Cacao Artesanal El Maná y hace la relación con el alimento que representa. Después, explica en detalle sobre el nacimiento de la empresa.
Un día, en la lejana Barquisimeto (Venezuela), esta mujer se graduó como tecnóloga en publicidad. Todo en la vida profesional marchaba bien y hasta tenía una micro sección en una emisora local. De repente un inconveniente laboral dio al traste con ese presente que se proyectaba hacia un futuro prometedor.
Abandonó la radio. Aprovechó los conocimientos que poseía en inglés y se empleó como profesora de ese idioma. Por insinuación de una tía incursionó en el mundo del cacao y aprendió algunos conceptos básicos para defenderse en la vida. Por ahí, escondido en la sangre, estaba el gusto por el ‘alimento de los dioses’.
La situación política y económica del país empeoró. Los ingresos se hicieron escasos. A esa crisis se sumó la recaída de la salud de la madre. No soportó ese voltaje y tomó la decisión de viajar a Colombia. Para llegar a Cúcuta debió recorrer 540 kilómetros desde la capital del estado Lara. El viaje dura, aproximadamente, 7 horas y 32 minutos. Hoy, vive en Villa del Rosario.
- Me volví cacaotera por el margen de ganancia. Estaba buscando hacer otro oficio. Lo que más me gustó es que uno puede enseñarle a la gente a tomar conciencia de qué manera debe comer.
Otra coincidencia. La madre de Wendy se crio en el ambiente del cacao. Pusieron la vida en modo reflexión y pensaron en unir conocimientos para sacarles provecho en equipo. Debutaron con los bombones de cacao en el mercado campesino organizado en el municipio histórico y muchos clientes que se acercaron recordaron a las abuelas y hasta lloraron, porque reconocieron el producto de elaboración artesanal.
Pasado el tiempo, en la cocina de la casa procesan el cacao ciento por ciento natural. En la mesa de aluminio está el molino manual; a un lado, el eléctrico. Guardada con cuidado permanece la procesadora. A falta de nevera, buenas son las cavas con hielo para conservar la pasta, los bombones, las tortas y las barras energéticas.
- No habíamos caído en la cuenta de la bebida fortificada que resulta del maíz cariaco. Es ideal para los niños que no quieren alimentarse y para los adultos mayores.
A pesar de los esfuerzos, la dedicación y el estudio, en Juan Frío no le ha ido bien. Las ventas las hace entre las amistades y está segura de que no puede esperar a que se organicen cada tres meses los mercados campesinos para ofrecer sus productos.
Para crecer en el emprendimiento y ofrecer otra mercancía ha participado en los proyectos Conectando Sueños, financiado por GIZ y Unión Europea, implementado por La Fundación Hablemos; Oportunidades para Emprender, acerca del fortalecimiento y el emprendimiento, y Nexus Puente, respuesta multisectorial a la crisis humanitaria de los migrantes de Venezuela en Colombia. Además, integra la Fundación Artes Empíricas (Villa del Rosario).
Ha tenido respaldo de la Diócesis de Cúcuta, la Fundación Caritas y apoyo financiero de Caritas Canadá y la Pastoral Social. La última capacitación la recibió sobre Evaluación sensorial del cacao, para identificar la cualidad del producto, cómo tiene que ser comprado y el proceso de fermentación. Lo ofreció el SENA en el Cedrum (El Zulia).
- Fue una semana espectacular. He hecho algunos cursos con el SENA. La convocatoria se refería a productores, transformadores o procesadores de cacao.
Este aprendizaje, tiene en mente, lo replicará. La idea es compartir cómo comprar el cacao y saber procesarlo. No piensa quedarse con los conocimientos, sino que los multiplicará entre quienes deseen aprender.
En un tiempo prudente dejará este corregimiento rosariense para trasladarse a un lugar donde pueda exhibir la pastelería y la repostería para que las aprovechen quienes deseen comer algo diferente. Además, para enseñarlo a todo el que desee incursionar en este campo.
Para cumplir ese sueño le falta aumentar la producción, tener mayores contactos, conseguir la refinadora y adquirir el exhibidor. La publicidad la aplicaría al emprendimiento y a la radio volvería si hay una propuesta encaminada a beneficiar a la gente en torno a la salud. El maná seguirá como su alimento principal.
- Estoy haciendo un curso en el Asilo Andressen (Cúcuta), con el chef Gerardo. Ese será el gancho para enseñar y abrir campo para la venta en cafeterías y en tiendas.
RAFAEL ANTONIO PABÓN