CÚCUTA.- En 1982, más o menos, llegó a Cúcuta Gabriel García, quien venía de Bucaramanga con su señora. Ellos consiguieron permiso de la Alcaldía para poner en una bahía que había en la avenida 0 con calle 10 un carro de perros calientes y hamburguesas.
Los productos que vendían eran muy ricos y empezaron a crecer en ventas. Llegábamos los conocidos de esa época a deleitarnos y a tertuliar. Uno se podía bajar o lo atendían en el carro.
No tenían empleados, era Gabriel en la parrilla y su señora Yolanda atendiendo.
Yo tenía 20 años y andaba con el empresario Chucho Peña, excelente ser humano. Recuerdo muy bien que un día Chucho compró la casa de la 0 con 16 y le dijo a Gabriel que se fuera a trabajar allá, que no le cobraba nada por el arriendo. Gabriel pensó que eran mentiras y me dijo:
- José Luis ¿Chucho me estará hablando en serio?
Le conteste que sí, que aprovechara, porque era generoso con las personas emprendedoras y trabajadoras.
Fue así como Gabriel se trasladó a la casa de la 0 con 16 y empezó su negocio. Más adelante, como al año, Chucho le dijo que le comprara la casa. A Gabriel le dio risa y le dijo:
- No, don Chucho, usted está loco. No tengo todo ese dinero.
Chucho le dijo:
- Yo le consigo la financiación con el doctor Alfredo Yáñez, del Bancolombia y le sirvo de fiador.
Ese día, Gabriel no sabía ni qué hacer de la alegría. Fue así como pudo comprar esa hermosa casa y pagarle a Chucho Peña y al Bancolombia.
Una gran historia que muy pocos saben en Cúcuta,
JOSÉ LUIS MORA SAYAGO
Tomado de Facebook