1.- Nuestra frontera colombo-venezolana, particularmente en el área o zona central, y las fronteras en general que establecen los límites terrestres y marítimos constituyen puntos de obligada reflexión y enfoque, porque pasan por momentos complejos y difíciles. Y porque siguen siendo la representación del 53 por ciento del territorio nacional, y de existir algunas normas y regulaciones que desde los años 80 del pasado siglo intentan captar su dimensión e importancia, propiciando un acercamiento a esas realidades, que como característica especial determinan la diversidad de cada una y la necesidad de una valoración y análisis específico, por las diferencias o complementos con la vecindad limítrofe.
Por ello, requieren de la más inmediata consideración y vinculación a las políticas de Estado, que se expresan y señalan en planes, programas y proyectos que se publicitan, pero que no aluden a lo básico y estructural que existe y se proyecta en esos incuestionables nudos articulares de los procesos de integración hacia dentro y hacia afuera. ¿Qué tanto en la actual coyuntura se las tiene en cuenta? ¿Cuáles son los primeros avances y compromisos?
2.- Ahora, cuando la nación se halla alborotada y conmovida en torno a lo que más necesita Colombia y quiénes deben ser y con qué políticas, los que dirijan los destinos de la republica, resulta indispensable y conveniente que quienes hacen parte de los cuadros directivos y orientadores de los partidos políticos, así como de asociaciones, gremios y representaciones profesionales, laborales y de comunicación que se piense y valore, la marginalidad y el abandono sobre los límites patrios.
No solo por lo que significa y representa semejante expresión territorial y poblacional en lo geopolítico, económico y social, sino por la interacción e interrelación que hay y puede mejor existir en el proceso de integración anhelado, si se tuviera en cuenta que en toda frontera hay que contemplar lo que va del límite hacia el centro nacional y lo que hay y existe al otro lado, a la manera como se tiene que evaluar – por sus implicaciones y alcances – las riberas o una gestión y acción de contenido bilateral.
3.-Además, toda frontera – como la que identifica la central o nuestra, con Venezuela – exige una valoración de circunstancias que va desde el pasado histórico cultural hasta el análisis sereno, serio y con visión de realidades presentes y futuras. Teniendo siempre en primer lugar de enfoque y prioridad las condiciones y tipicidades que gravitan y se pueden proyectar no solo sobre Colombia y Venezuela, sino para todo el contexto Latinoamericano, si se da paso, pleno respaldo y seguimiento positivo y continuo al establecimiento en la zona fronteriza binacional, a una auténtica y verdadera zona de desarrollo especial, mediante la adopción y aplicación de incentivos, estímulos y mecanismos, con los cuales se facilite y dé impulso a prospectos creadores de fuentes de empleo y de mejoramiento en lo educativo y de capacitación, como en la modernización de sistemas y servicios básicos, para el aprovechamiento de recursos y el impulso hacia desarrollo industrial.
Estos enfoques o pedidos ameritan una acción amplia, concertada y urgente. ¿Quiénes y a qué ritmo están tratando de llegar hasta la esencia y para proyectar acuerdos y soluciones, en procura de ejemplarizantes y trasformadoras políticas de Estado?
JOSÉ NEIRA REY