CÚCUTA.- El primer día que el alcalde Donamaris Ramírez entró al Teatro Municipal para presidir la posesión del gabinete detectó el mal estado del recinto y prometió no regresar hasta cuando estuviera arreglado y en óptimas condiciones.
En esa ocasión se quejó por los malos olores producidos por el estiércol de las palomas. A manera de chiste señaló que hasta ratas les dejó la administración saliente, encabezada por María Eugenia Riascos.
Han trascurrido dos meses desde el momento de la promesa. El abandono del recinto cultural, motivó acciones inmediatas del gobierno local para recuperar el lugar.
Después de una década, el Teatro municipal es objeto de refacciones y adecuaciones. Casi en el olvido, a pesar de ser parte integral del Palacio Municipal, el Teatro presentaba deterioro en:
1.- La tramoya y la parrilla para ubicar telones y luces amenazaban con caerse.
2.- El piso en tapete raído en su extensión.
3.– Los sistemas de aires acondicionados en mal funcionamiento.
4.- El recinto estaba impregnado de olores penetrantes que dificultaban la respiración cuando era utilizado en reuniones.
La indolencia motivó el reacondicionamiento de uno de los principales escenarios de la ciudad para la música, el teatro, la danza y la oratoria, entre muchos usos que se le dan.
El recinto cultural empieza a mostrar otra cara:
1.- Se ha sometido a trabajo estético.
2.– El piso es remplazado por tableta de gres para facilitar la limpieza.
3.- Las paredes han recibido una capa de pintura, que le han quitado el aspecto oscuro y de suciedad.
4.- Luce brillante y el ambiente que se respira difiere del aire asfixiante de antes.
En el curso de la semana quedará al servicio de la comunidad, de acuerdo con las actividades programadas por la administración municipal.