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CÚCUTA.- En un sitio en el que las llamadas interrumpen la tranquilidad, con cuadros de caballos que adornan la oficina y papeles que esperan ser revisados por el hombre que debe cumplir con el deber, se encuentra César Omar Rojas Ayala. En días pasados renunció a la gerencia de Ifinorte.
El 7 de octubre de 1957, en un municipio de la región central de Norte de Santander, nació este hombre, que luego se llenó de sueños y ansias por ayudar a la comunidad. Es oriundo de Salazar de las Palmas (con una población de 13.000 habitantes) y proviene de una familia grande, repleta de amor, y en la que le inculcaron valores para que se desenvolviera en la vida. En ese lugar empezó la lucha diaria para cumplir las metas.
Estudió primaria en el colegio José Celestino Mutis y parte del bachillerato en Salazar. Al llegar a Cúcuta ingresó al colegio San Juan de la Cruz, terminó los estudios y obtuvo el grado de bachiller.
Desde joven, César Omar pensaba en cómo ayudar a la sociedad. Al pensar en los estudios superiores decidió prepararse en administración de empresas, en convenio con la Universidad Ceipa de Medellín, y especialización en la Universidad de Santander (Udes) en Gestión Pública.
La infancia y parte de la adolescencia las pasó en las labores de la finca de la familia en Salazar, mientras estaba pendiente del estudio. Su padre, empleado público, desarrollaba actividades agropecuarias y la madre, fiel ama de casa. Junto a los cinco hermanos disfrutó el ayudar a los padres y los paseos al río.
En el primer trabajo laboró como mensajero de un almacén de repuestos. Logró el empleo, porque el papá conocía al dueño y le dio la oportunidad a César. Ahora, a los 56 años, ha acumulado experiencia. En la amplia carrera aspiró en dos ocasiones a la Alcaldía del pueblo natal, aunque no ganó tampoco perdió las esperanzas de seguir en la lucha para gestionar proyectos para el municipio.
En 38 años, por lo menos ha desempeñado 10 cargos. En el área financiera de Telecom cumplió la primera labor como profesional, por más de dos años, hasta que terminó el contrato. Otros cargos son auditor de las Empresas Municipales de Cúcuta, jefe financiero de la Secretaria de Hacienda de Norte de Santander, revisor de la Contraloría Nacional, concejal de Salazar, gerente de los teatros Rosetal y Zulima, en Cúcuta, y en Chinácota, Pamplona, Ocaña y Convención.
Hace dos años llegó a la gerencia de Ifinorte, instituto que impulsa y promueve el desarrollo de Norte de Santander. César siente satisfacción al saber que puede poner ‘un granito de arena’ para ayudar a los demás. El trabajo con la comunidad es su único interés por el que lucha cada día.
En el tiempo libre, que es poco, se traslada a la finca en Chinácota y disfruta de los seres queridos, de los cuales habla poco. Es prudente al referirse a ellos.
Le gusta montar a caballo, ir a Salazar y pasar un rato con la familia que reside allá. Este hombre de contextura gruesa, piel blanca, ojos claros, inquieto y responsable desde los inicios en la vida pública tenía claro que servir a la comunidad es su misión en la tierra.
Entre risas se detiene a pensar lo que va responder. El retiro de Ifinorte será para dedicarle tiempo a un propósito que está en mente, pero que no es ajeno a la política. Así es César Omar Rojas Ayala, el que poco habla de la vida privada y mucho de la experiencia laboral.
NATALIA GARCÍA
ERINSON QUINTERO
Estudiantes de Comunicación Social
Universidad de Pamplona
Campus de Villa del Rosario
