CÚCUTA.- Pura ‘alegría de perro flaco’, solía decir doña Hermelina cuando la algarabía duraba poco en el tiempo. Eso ocurrió con el Cúcuta Deportivo, frente a Leones. En los últimos cinco partidos, los chitareros (¿o motilones?) han ganado dos, empatado dos y perdido uno. No es malo el promedio, pero los aficionados siempre quieren que los tres puntos queden en casa.
La fiesta, como en la mayoría de las veces, comenzó con saludos fraternos y respetuosos entre los contrincantes. La música sonaba a buen volumen y las parejas se miraban con ganas de salir a la pista. Ninguno se atrevía a estirar el brazo para invitar a la contraparte al disfrute. Así transcurrieron los minutos, entre cruce de ojos y escasos guiños.
Los bailarines corrían, chocaban, discutían, manoteaban. Tenían la energía a flor de piel. El balón rodaba de pie en pie, pero no llegaba a ninguna de las porterías. De repente un tiro de larga distancia y la bola pasaba lejos de los arqueros.
Ocurrió en el minuto 38. Duarte se coló por entre la defensa de Leones y convirtió el primer tanto de la tarde. Y ahí se hace realidad el decir de doña Hermelina. La dicha solo duró 3 minutos, porque Juan Diego Ceballos (41’) silenció a los todavía eufóricos aficionados locales. 1 – 1.
Los gritos se esfumaron, los saltos quedaron en suspenso y los abrazos fueron aplazados para otra ocasión. El empate no gusta a quienes asisten al General, que apartan horas de estar en casa, en familia, para aupar el once rojinegro. Por eso a la salida se expresan con decepción y hasta juran no volver a fútbol.
En el entretiempo, poco a poco, se ha esfumado la presentación de las niñas animadoras. A veces, las figuras de los patrocinadores las arrinconan y no las dejan actuar, como antes. En esta ocasión, solo seis desfilaron con las banderas para hacer recordación de marca.
Al regreso, Lucas Ríos ingresó y cambió el ritmo de la música. De bolero se pasó al tango y hubo más intenciones de gol. Mosquera, minuto 74, encontró el gol con complicidad de un rival que desvió el balón. 2 – 1. Los golpes de mano regresaron y las sentencias ‘lo dije, lo dije’ flotaron en el ambiente.
Diez minutos duró esa dicha. Mateo Zuleta (84’) acabó con la fiesta. Recogió los trastes y apagó la música. Los invitados regresaron a casa con el acostumbrado recuerdo que dan los anfitriones (un punto) y les sirve para acomodarse en la cuarta casilla de la clasificación (24).
Al Cúcuta Deportivo, que suma 26 puntos y hará parte de los cuadrangulares, hay que decirle que debe ponerse la venda antes de la herida, porque está haciéndose costumbre que le ganen, empaten o descuenten en los últimos cinco minutos. Ejemplos hay varios, profesor Barrionuevo.
RAFAEL ANTONIO PABÓN