La ‘Puerta de Oro de Los Pueblos de Occidente’ es un pueblo apacible. Las calles, adornadas con casas que dan el toque original, permiten al visitante caminar con tranquilidad. Las puertas grandes y de madera permiten mirar hacia el solar espacioso, lleno de árboles frutales. En la sala se combinan los muebles, hechos para los santiagueños.
Santiago fue fundado en 1742 por Ignacio Romero Camacho y designado como municipio de Norte de Santander el 22 de mayo de 1911, según la Ordenanza 39. El clima es agradable en las noches, así en el día caliente el sol. Los casi 4000 habitantes se reparte en los 156 kilómetros cuadrados que disfrutan la temperatura promedio de 28 grados.
Para llegar a este pueblo solo basta recorrer los 33 kilómetros que lo separan de Cúcuta. El viaje resulta agradable por el contacto visual con la naturaleza, aunque la carretera no ofrezca las mejores comodidades. Los ríos Peralonso y Zulia refrescan esa mirada al verdor de los arbustos que nacen y crecen silvestres.
La economía está basada en la explotación de carbón, cultivos de café, arroz, cacao, maíz y caña de azúcar, y en la cría de ganado vacuno y caballar.
Los atractivos turísticos que tiene para disfrutar son los puentes La Laja y La Hamaca; los pozos Doña Flor, Las Monjas y Las Garzas, y el cristalino y frío río Peralonso, y el templo central en el que se tiene a San Roque y a Nuestra Señora de Belén como los dueños de las devociones.
Alejandro Acevedo Corredor escribió el himno:
Oh Santiago, mi tierra bravía,
patria chica que me vio nacer,
eres Puerta de Oro de Occidente
de esta tierra del gran Santander
Un día normal puede recorrerse, sin afanes, el malecón y admirar los puentes, para llegar al estadio y subir sin prisa al parque. Desde cualquier lugar, al alzar la vista aparecen las torres del templo, como imagen para recordar. Es un paseo suave que en cualquier momento puede emprenderse y sin demasiado equipaje.
Fotos: www.contraljuzcucuta.co
Que nostalgia se siente al leer estas románticas notas. Qué alegría revivir gratos recuerdos de mi ya lejana infancia.