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Es uno de los mejores regalos que me ha dado mi Dios. Es un regalo especial haber sido técnico de un Cúcuta ganador y que tuvo convocatoria. / Fotos: EDGAR CUSGÜEN – Acord Norte

BANQUILLO. Lloré cuando dijeron que me había vendido: Jorge Luis Bernal

IBAGUÉ – Conexión telefónica

  • De un momento a otro un señor me abrazó, me felicitó y me dijo, ‘usted no me conoce, soy el Alcalde de Cúcuta’.

Ocurrió el 20 de diciembre de 2006. Habían pasado 10 minutos del pitido final del partido. Cúcuta Deportivo alcanzó la anhelada estrella del futbol profesional colombiano, en el estadio Murillo Toro, de Ibagué. Jorge Luis Bernal retrocede en el tiempo y se detiene en ese momento, crucial para su vida como director técnico.

Las imágenes vividas en el gramado permanecen intactas. Ahí, en medio de la euforia de jugadores, directivos y aficionados motilones, estaban los pijaos tendidos en el piso, lloraban por la derrota. Estaban afligidos, porque tuvieron el título en las manos y otra tribu entró al rancho y se lo arrebató. El empate (1 – 1) los convirtió en subcampeones.

Los reflectores alumbraban a Jorge Luis Pinto y a los muchachos vestidos de blanco, que corrían por la cancha. Las cámaras seguían a los hombres victoriosos que saltaban pletóricos, porque habían ganado la batalla final. La televisión mostraba a los nuevos campeones con el trofeo en alto. No había tiempo para pensar en el futuro inmediato. Todo era presente.

  • La vinculación se dio de la manera más sorpresiva. Nunca pensé que el Cúcuta me convocara para la Copa Libertadores. Ahí mismo, en la cancha, me ofreció el equipo el señor Alcalde.

La oferta tomó por sorpresa a Bernal, que atinó a responder que primero debía hablar con Gabriel Camargo, presidente del Tolima. Eso era lo correcto. Ramiro Suárez contraatacó. Le habló de garantías económicas y de trabajo. Le dijo que tendría libertad para elegir jugadores y tomar las decisiones deportivas. La meta estaba puesta en la Copa Libertadores.

Transcurrieron tres días. En la capital tolimense no hubo arreglo y Bernal visualizó la oportunidad que le ponían en la mano desde Cúcuta. Tomó la decisión y el paso siguiente fue pedirle a la madre que le arreglara la maleta, porque partiría a un nuevo mundo. Echó poquita ropa. Y se marchó.

Antes de terminar el año viajó a la ciudad. En el intermedio de los vuelos tuvo tiempo para analizar al equipo línea por línea y vislumbró en qué posiciones debía reforzarse. En la reunión con Suárez hablaron de nombres específicos. “Que no vayan a ser muy caros”, fue la advertencia de Ramiro. El reto era afrontar la Liga y la Copa.

  • A los poquitos días me dijo que tenía a Hurtado, a Dúmar y a Castillo. Conseguimos a Pajoy y a (Juan Manuel) ‘Burrito’ Martínez.

El Alcalde era incrédulo con la llegada de Martínez. Insistía en si sería importante y si aportaría lo que requería el equipo. Bernal se defendió con el conocimiento de referencias y por haber visto dos videos cortos. Aunque era consciente de que a los técnicos siempre les presentan lo mejor del jugador. Las imágenes no muestran los errores, ni la falta de actitud, ni los procedimientos equivocados cuando tiene la pelota en los pies. Lo cierto es que le enviaron solo virtudes.

La idea era ponerle como compañero a Blas Pérez, un atacante que desequilibrara, que tuviera habilidad, que rompiera la defensa contraria, que creara jugadas.

  • Y acertamos. Eso fue una bendición de Dios. Él (Ramiro) cuadró todo rápido con los empresarios de Vélez Sarsfield. Le hicieron una rebaja y lo trajimos.

Los aficionados cucuteños tenían la costumbre de asistir a los entrenamientos del equipo. La otrora cancha Manino Escobar y el General Santander viejo fueron testigos del respaldo de la hinchada. En la era moderna esa tradición se perdió. Ahora, los ensayos son a puerta cerrada para no dar información. Bernal accedió y permitió el ingreso del público. Sonríe al recordar los calificativos que escuchó acerca de ‘Burrito’. Para algunos, Martínez, estaba flaquito; para otros, había que esperar.

El paso de las horas en Cúcuta le dieron el ritmo y el nivel que el técnico buscaba. Se metió al grupo, congenió con Blas y con MacNelly, y era técnico.

  • Gritamos ¡bingo! el día que ‘Burrito’ comenzó a jugar y a rendir.

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En Cúcuta, cuando el equipo responde a las expectativas de los aficionados, las tribunas se llenan. Más de 40.000 hombres y mujeres, jóvenes y adultos, atiborraron los graderíos para ser testigos del mejor partido disputado en el General Santander.

El 13 de febrero de 2007, comenzó el camino ascendente a la gloria. Tolima, Cerro Porteño, Gremio, Toluca y Nacional sucumbieron ante la arremetida motilona. El 22 de mayo, quedó en evidencia que el once rojinegro transitaba por la senda del título. La aventura comenzó en Colombia, siguió en Paraguay, continuó en Brasil, de trasladó a México, hasta llegar a Uruguay.

  • A medida que fuimos jugando, los muchachos soltaron su fútbol. Era un equipo goleador.

Y llegó el día de ser anfitrión del encopetado Boca Juniors (Argentina). La ciudad fue ‘asaltada’ por los aficionados de otras ciudades colombianas y venezolanas. La fiesta estaba servida. Ledezma quiso aguar el parrandón al minuto 28. El baile duró poco y Blas Pérez puso el paso del tamborito para empatar (40’).

Al regreso a la cancha, de nuevo el goleador panameño marcó (65’) y Rubén Bustos completó la goleada (84’). La Bombonera apareció en la distancia. La final no se veía tan lejana. La diferencia favorecía a los cucuteños. Mientras los mortales compraban boletos para viajar a Buenos Aires, en el olimpo del fútbol los dioses confabulaban.

  • Creo que, para el partido contra Boca, seguramente, me faltó defender más lo que íbamos ganando (3 – 1).

Luego, Jorge Luis Bernal buscó explicaciones. Analizó con amigos y familiares lo ocurrido y la conclusión siempre fue que un equipo que le marca cuatro goles a Tolima, cinco a Toluca, tres a Boca, tres a Gremio, no podía coartar la tónica goleadora.

Segundo punto de la conspiración instigada por las divinidades. La convocatoria de Blas Pérez a la selección panameña.

  • Lo que nunca podíamos entender era que nos quitaran a Blas, justo para ese partido. Si Blas está, Cúcuta había sido campeón de la Libertadores.

Tercera maquinación. Entre la naturaleza y la pólvora generaron la espesa niebla que no dejó jugar en óptimas condiciones. Los argentinos se valieron de esa treta y devolvieron la goleada (3 – 0).

  • Más allá de la neblina, más allá de la neblina que crea el público, la principal ventaja que logró Boca desde el comienzo del partido fue que no arrancaba el goleador del retador.

El lamento con tufo a queja por parte de Bernal es contundente: En ninguna otra versión de la Libertadores le han quitado a un equipo, para la semifinal, al goleador. Blas se fue de Cúcuta la noche en la que vencieron a Boca en el General Santander.

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Los equipos colombianos clasificados a torneos internacionales deben afrontarlos a la par con la Liga. La programación no se altera y en contadas excepciones los partidos nacionales se aplazan para darles prioridad a los compromisos continentales.

  • A veces jugar la Copa es un castigo. Después del partido en Buenos Aires no tuvimos el descanso ideal. Si el jugador no se recupera es difícil. La recuperación de nosotros fue tirados en el piso del aeropuerto de Ezeiza.

Esta es la razón, según Bernal, por la que el Cúcuta Deportivo no defendió el título alcanzado en diciembre de 2006. A esto, se suma la ausencia de Blas Pérez. Si ganaban en Medellín, seguro, disputaban la final. El empate (0 – 0) no sirvió y se esfumó la posibilidad de agregarle la segunda estrella al escudo. El arco se achicó.

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¿Cómo califica su paso por el Cúcuta deportivo?

  • Es uno de los mejores regalos que me ha dado mi Dios. Es un regalo especial haber sido técnico de un Cúcuta ganador y que tuvo convocatoria.

¿Mantiene contacto con algunos de los jugadores de ese equipo?

  • Con algunos no hemos hablado. Con Flórez, Blas, Bustos, Hurtado, Robinson hemos hablado.

¿Disfrutan las charlas?

  • Claro, y siempre hablamos de que si hubiéramos estado completos en Buenos Aires hubiéramos sido campeones de la Libertadores.

¿Volvería a dirigir al Cúcuta Deportivo?

  • Siempre he dicho que donde mi Dios me lleve, mientras no esté haciendo mal, ni esté hablando mal del técnico de turno, ni le esté deseando el mal a los demás, si se presenta la oportunidad en otra institución y si Dios lo quiere así, podrá llegar algún día la oportunidad.

¿Qué clima le conviene?

  • Me convienen Ibagué, Cartagena, Cúcuta, Barranca, Bucaramanga. Siempre me han dicho, prefiera trabajar al nivel del mar. No se vaya tan arriba.

¿El máximo recuerdo del General?

  • Cuando me asomaba y veía el estadio repleto me llenaba de alegría.

¿Qué lo entristece?

  • Me dolió en el alma y hasta lágrimas me produjo cuando dijeron que me había vendido, que había vendido el partido contra Cúcuta.

RAFAEL ANTONIO PABÓN

rafaelpabon58@hotmail.com

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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