CÚCUTA.- Los aficionados cucuteños, merced a la buena campaña del Cúcuta Deportivo en el segundo torneo del fútbol profesional colombiano, han demostrado, partido tras partido, que son los mejores acompañantes de equipo alguno en Colombia.
A falta del estadio General Santander, por renovación de la gramilla, los hinchas motilones se dan cita en cuanto lugar que encuentran con señal de televisión privada para hacerle fuerza al once motilón. Condición especial, llevar la camiseta rojinegra, sin importar el modelo.
Este domingo (23 de septiembre), se cumplió la fecha de los clásicos. Al cuadro fronterizo lo emparejaron con la Equidad. El partido tenía varios ribetes. Primero, desquite de la goleada de comienzos de torneo; segundo, sumar tres puntos para dejar la promoción; tercero, demostrar que no es casualidad el juego mostrado en domingos anteriores; cuarto, mantenerse en el grupo de los ocho mejores; quinto, hacerles saber a los 17 equipos restantes que la mala racha es cuestión del pasado.
Ninguno de esos aspectos se cumplió a cabalidad. Los aseguradores volvieron a golear (1-3) a los motilones, Patriotas sacó tres puntos de ventaja en la tabla, los motilones no tuvieron cuatro titulares y el módulo táctico se desbarató, Cúcuta perdió un puesto en la clasificación, el próximo partido será contra Cali.
Centenares de hombres y mujeres, jóvenes y adultos, se arremolinaron en El Malecón para ver el encuentro que se disputaba en el estadio de Techo, en Bogotá. Los ánimos de los momentos previos eran excelentes. Los saludos efusivos marcaron la pauta en la caída de la tarde.
Sillas plásticas acomodadas en perfecto orden, agentes de la policía en el control del tránsito, vendedores en el revoleteo para despachar la mercancía, las primeras cervezas y la pantalla gigante resplandeciente a la espera de la señal de televisión.
La cara del disgusto la despertó la ausencia de Fígoli, que poco a poco gana el aprecio de los aficionados; Patiño, que ha mostrado sus condiciones deportivas; Hernández, el goleador, el que se creía infaltable, el que los hace gritar hasta el delirio.
Los sustitutos no hicieron la tarea y el resultado es la amarga derrota con cinco tarjetas amarillas y la expulsión de Rivas, en las postrimerías del encuentro. La imagen de Quintabani no era la mejor.
El desconsuelo se apoderó de los espectadores y en pocos minutos desocuparon el espacio que convirtieron en teatro para hacerle fuerza a la distancia al conjunto que los ha colmado de alegrías en el segundo semestre del año.
Las despedidas no tuvieron ese ánimo del saludo de llegada. El hasta luego, el adiós y el chao se escucharon tristes, lacónicos y apesadumbrados. La razón, la derrota con el mismo equipo que en el año ha ganado los tres partidos disputados.
Los hinchas motilones no tenían en las cuestas otra derrota contra La Equidad, menos en el momento que vive el club rojinegro. El miércoles, a las 3:15 de la tarde, será el siguiente compromiso. Los aficionados regresaron a casa cabizbajos y con el pensamiento puesto en la excusa que sacarán en el trabajo para no asistir y escaparse hasta el primer negocio que tenga señal de televisión para ver al Deportivo Cali en Yopal.
RAFAEL ANTONIO PABÓN
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