CÚCUTA.- Jeyson Padillo(*) es un joven antioqueño al que el sistema penitenciario, aleatoriamente y por computador, mando a Cúcuta. Acá cumplirá los 18 años de condena que le faltan por haber asesinado en grado preterintencional al cuñado mientras golpeaba a su hermana. El hecho ocurrió en Neoclí, su tierra natal.
Alejado de la familia, la esposa y los hijos afronta en el patio el castigo impuesto por la ley colombiana. Jeysson entró a la iglesia cristiana para buscar en la biblia y la palabra de Dios compañía para aligerar los años de prisión. Encontró paz y se perdonó. Pero no fue suficiente.
Intento con la panadería. La impaciencia que lo caracteriza no dejó ver el primer pan en el horno. Las manos no le permitieron utilizar las gubias por un trampero que se le disparó en el antebrazo derecho, mientras lo armaba para cazar guartinajas en la fincha donde creció.
En el 2014, encontró la manera de pasar los dos mejores días de la semana, miércoles y viernes. Jeysson los aguarda con ansias porque hay ensayos de teatro. A comienzos del 2015, llegó a Cúcuta el programa ‘Teatro interno’, que improvisó tablas en la Cárcel Metropolitana para conocer las habilidades histriónicas de los reos.
En marzo, nació ‘Rompiendo Muros’, el grupo teatral que representará en 2016 a la capital de Norte de Santander en el segundo festival de teatro carcelario. En Armenia, Bogotá, Cúcuta, Itagüí, Jamundí y Montería serán los escenarios. El complejo penitenciario metropolitano ofrece a los reclusos una manera de reintegrarse y ubicarse en la sociedad.
El programa, según los detenidos, es la manera perfecta para sentirse apoyados y valiosos. En el grupo encontraron familia y amigos, saben que la desconfianza significa el fin de todo. Al principio, las diferencias no permitían los ensayos, por obvias razones, aseguró ‘La Veneca’.
“Hoy, después del acompañamiento sicológico, entendimos que dependemos del otro. Los abrazos que no recibimos de nuestros familiares por la distancia, los suplimos con los abrazos de cualquiera de los otros actores”, dijo ‘El Morocho”, quien llegó desde Tuluá a pagar condena.
Todos son el complemento de todos. José (*), el más viejo, es quien llama la atención cuando la risa y la indisciplina se apoderan del grupo. María (*), la más pequeña, de 22 años, contagia las risas con los chistes y los hace llorar en las escenas tristes, llora por todo. Vladimir es el más valioso de los actores. No sabía leer y paralelamente toma clases de primaria mientras lee el guion de ‘La Orgía’, la pieza teatral que los hace vivir un sueño.
Son 14 actores, algunos llegados de otras tierras, otros cucuteños, acá no importa de dónde vienen, ni qué crimen cometieron. “Entendimos que todos entramos por esa reja azul para ser actores. Nadie sabe ni se interesa por el pasado del otro, solo compartimos el ensayo, como amigos, como familia”.
Están ahí adentro para vivir el gran escape de esas paredes inmensas que los privan de la familia y de la calle. Sienten que cuando ensayan “nos volamos de la ‘cana’. El sentirnos vivos, es sentirnos libres”.
Las muestras teatrales están distribuidas así:
1.- Bogotá. ‘Yo soy Antígona’, dirigida por Victoria Hernández, teatro Casa Libertad, febrero 22 de 2016.
- Jamundí, ‘Los bandidos’, de Friedrich Schiller, dirigida por Lisímaco Núñez, Teatro Municipal, febrero 24.
3.- Cúcuta. ‘La Orgía’, teatro Zulima, dirigida por Nancy García, febrero 27.
4.- Montería. ‘La Ópera de los Tres Centavos’, dirigida por Miguel Gambim, auditorio de la universidad de Córdoba, dirigida por Miguel Guambin, marzo 1.
5.- Armenia. ‘Nuestra Natasha’, dirigida por Jaime Torres, teatro Cruz Roja, marzo 2.
6.- Itagüí. ‘Orfeo desciende’, dirigida por Ricardo España, teatro Pablo Tobón, marzo 4.
(*) Nombres cambiados por seguridad de las fuentes.
Foto: Especial para www.contraluzcucuta.co