1.- Por desatender la esencia y descuidar lo primario o fundamental del propósito vital o de la causa que anima e impulsa los andamiajes gubernamentales y operacionales de las entidades públicas, como es el enfoque y análisis sobre lo que es y representa una Zona o Región Fronteriza, muchos de los pobladores y no pocos de los que asumen posiciones y actitudes o debieran asumirlas, en relación con lo que significa y proyecta tanto Cúcuta, como parte o todo Norte de Santander, en su interrelación con los municipios limítrofes del Estado Táchira están sintiendo pasar las horas, los días y las oportunidades, pero sin dar sentido, alcance y visión de futuro en cuanto a nuestra relación con Venezuela y lo que genera la interacción con ella – por la vecindad, los nexos históricos, sociales, económicos, institucionales y de proyección internacional –como si no pasara nada o a la espera de lo que anuncie y haga quien pueda mover los engranajes y las piezas estructurales de lo que define y constituye un Estado, olvidándose toda una vivencia de hechos y actuaciones de significativa importancia y trascendencia.
¿Se sabe y claramente que una zona fronteriza es una faja territorial especial que conforman los pobladores de dos o más áreas limítrofes o vecinas que, mediante normas y regulaciones permitidas constitucionalmente por cada Estado o adoptadas conjuntamente, permitan el mejor vivir y el desarrollo y el avance progresivo de esas comunidades que se acercan y promueven una mancomunidad de intereses, que exige una permanente atención, de las autoridades y agentes que deben velar por estas sui generis zonas políticas, económicas y sociales, con amplio contenido binacional y vivencias especiales? ¿Hay plena conciencia y entendimientos?
2.- Infortunadamente, algunos solo la observan y viven como una oportunidad personal por las ventajas que surgen y por el aprovechamiento individual o compartido de grupo, que provocan los conceptos y realidades de precios ante las ofertas y demandas que se cumplen por las diferenciaciones que en normatividades y reglamentaciones existen entre los dos Estados, pero sin evaluar, ni entender lo que podría enfocarse, promoverse y realizarse de manera compartida general y mediante incentivos, estímulos y mecanismos adoptados y apropiados para dar vida y amplias perspectivas a procesos generadores de empleo, canalizadores de empeños y recursos, que permitirían participaciones más integrales, francas y benefactoras de nuevas y modernas capacitaciones y competitividades, en un mundo que se agita en la innovación y la competitividad.
3.- Y, por esa pasividad, negligencia y no aplicación hacia la actualización de las acciones y conductas – que es culpa de todos, porque una sociedad es el resultado de una suma de individualidades, que genera resultados según su interés y esfuerzos – nuestros porcentajes de incremento en desocupación, desempleo, marginamiento y retraso en general, son tan preocupantes. ¿Por qué con el respaldo y decidido apoyo de la Gobernación de Norte de Santander, la Alcaldía de Cúcuta, la Cámara de Comercio y la suma de corporaciones y gremios que tienen sede en Cúcuta y la región, junto al sector político que integra y sintetiza a la opinión, no se establece una Comisión Extraordinaria y Especial Fronteriza compuesta por hombres y mujeres valiosos y representativos, para que se dé inicio a los pasos, iniciativas, complementos, procedimientos y logros que se deben alcanzar y crear para rescatar y otorgarle vigor y auténticos apuntalamientos y proyecciones a todo lo que en esta zona fronteriza colombo-venezolana central puede hacerse, fundamentarse y estructurarse, para bien y progreso de todos e incluyendo en ese propósito a las comunidades y áreas vecinas y a los estados que se sumen y vinculen al proceso de trasformación y proyección que requerimos y vivamente se ansía?
¿Por qué no dedicar nuestro mayor tiempo útil a laborar por el bien común y así aprovechar – para beneficio general – las enormes posibilidades y ventajas comparativas que poseemos y que no hemos utilizado para crear fuentes de empleo, espíritu asociativo y verdadera unidad productiva?
JOSÉ NEIRA REY
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