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El trabajo articulado de los colaboradores de la Asociación, han contribuido a que haya una mirada esperanzadora para la producción y el fortalecimiento de iniciativas. / Foto: Tomada de Internet

ASCAMCAT. Resiliencia desde la región del rayo

En medio de pláticas comunes sobre política, ideología y religión se cuentan historias sobre acontecimientos de violencia que han marcado la memoria histórica de los pueblos de la región de El Catatumbo.

Hay quienes dicen que la lucha comenzó por querer tomar el control del territorio; otros, señalan que fue un modo emancipador del campesinado, y los demás indican que fue una lucha entre los poderes económico, político y social.

Sin importar las versiones que se narran, es de reconocer que estas tierras son habitadas por hombres y mujeres emprendedores y trabajadores que buscan el desarrollo territorial y para mejorar la calidad de vida de las comunidades en esta región nortesantandereana.

Un ejemplo de las ganas de salir adelante es la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat). Surgió en el 2005, como apuesta de reconstrucción del tejido social y trasformación del imaginario colectivo que se tenía de la zona, por el conflicto armado.

Dejar atrás los tiempos de paramilitarismo y ser omnicomprensivos ante las masacres ayudó a dejar el temor a un lado para emprender la lucha pacífica por los derechos de los campesinos. Asumir que hay más posibilidades de desarrollo y que los actos valientes llevan a grandes resultados permitió a Ascamcat asumir retos para luchar por la protección de los recursos naturales, promover los derechos humanos y generar espacios de participación y movilización social.

El trabajo articulado de los colaboradores de la Asociación, han contribuido a que haya una mirada esperanzadora para la producción y el fortalecimiento de iniciativas en El Carmen, Convención, San Calixto, El Tarra, Hacarí, Abrego, Tibú, El Zulia, Sardinata y el área rural de Cúcuta.

Dice el refrán que ‘quién no conoce su historia está condenado a repetirla’. Y en la región del rayo, denominada así por el faro que alumbra constantemente, hay una amplia historia por narrar, con procesos culturales y sociales que han permitido visibilizar el territorio para promover escenarios de reconciliación, resiliencia y paz.

Ascamcat es pionera en generar lazos de asociación entre el campesinado, trabaja para fortalecer la identidad y los derechos de la zona rural, la defensa del territorio ante la presencia de grupos insurgentes y la promoción de los derechos del campo.

La coyuntura ocasionada por el conflicto armado fue motivo de cavilación en torno al trabajador y la tenencia y la formalización de la tierra. En esta disputa se produce la violencia que vulnera los derechos de hombres, mujeres, niños y adolescentes.

Ascamcat tiene como razón de ser proteger y exigir respeto por la vida, el trabajo y la integridad de las familias de El Catatumbo. Focaliza la sana convivencia con el pueblo Barí, presente en el territorio y que por enfoque diferencial y diverso tiene derecho a permanecer en la región, sin temer por la vida o la cultura.

La Asociación dio a conocer en el país cómo la región ha sido estigmatizada y masacrada por las injusticias y la violencia. Entre 2005 y 2008, fue escenario de ‘falsos positivos’ y la organización trabajo luego de la aparición de la fosa de los jóvenes de Soacha. Otro acto representativo, es la inclusión del concepto de refugiados por la violencia, y se dio albergue a más de 5000 víctimas y comunidades acechadas por el conflicto armado.

Dar voz a los sin voz. De ahí se generan los paros de los campesinos para la búsqueda de acciones económicas con el fin de potencializar los cultivos y la calidad de vida en El Catatumbo. La movilización, la resistencia, la lucha y la unión son conceptos que se integraron a estas solicitudes por más de 53 días. La zona urbana se vio afectada, pero este acto simbólico fue necesario para fortalecer el vínculo social de las comunidades rurales, para el reconocimiento de sus derechos.

Las familias campesinas buscan cambiar las historias y fortalecer una nueva memoria histórica, en la que las cifras no sean de muertes y masacres, sino de cultivos, fiestas y familias beneficiadas. ‘Que reine la esperanza’, que se asuma otra idea del campesino y que los liderazgos resurjan sin ser silenciados por las armas, la injusticia y desigualdad.

ZHARICK MUÑOZ

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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